jueves, 24 de julio de 2014


LA LITERATURA EN EL MUNDIAL. (IV)

“La guerra del fin del mundo.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Con la presente columna concluimos el mes dedicado a conocer obras y autores relacionados con Brasil. Presentamos a Joaquim Machado de Assis, Stefan Zweig, Jorge Amado y cerramos el mes brasileño con Mario Vargas Llosa. Estimado lector, Usted podría preguntarse ¿Cuál es la relación de Vargas Llosa con Brasil? la respuesta se llama “La guerra del fin del mundo”, considerada para muchos la mejor novela de Vargas Llosa y una de las obras maestras del siglo XX.

La guerra del fin del mundo fue publicada en 1981. A través de ésta novela el escritor hispano-peruano, narra una guerra concreta, real, cruel, que sucedió en el Municipio de Canudos, Estado de Bahía, Brasil, en el año de 1896-97.

El contexto histórico de Brasil a finales del siglo XIX era de cambios, se eliminó la esclavitud,  los republicanos dieron el golpe de Estado y con el la caída del Imperio, se promulgó una nueva Constitución la cual diseñaba un Gobierno democrático, libre, pero como es natural para poder consolidar cualquier proyecto se necesita dinero y también se tuvieron que aprobar nuevos impuestos, realizar un censo de población, etc.  

En ese entorno apareció un personaje enigmático llamado Antonio Vicente Méndez Maciel mejor conocido como “el consejero”, Vargas Llosa nos describe a éste hombre en su novela de la siguiente manera: “El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de que diera consejos, atraía a las gentes.”

El consejero fue adquiriendo una enorme fama, en todo pueblo que llegaba lo escuchaban, eran consejos prácticos, sencillos, después de escuchar los consejos se reparaban cementerios, iglesias, y así el consejero fue creciendo en adeptos, se le atribuían todo tipo de milagros, dones, le besaban los pies, algunos sólo querían tocar su túnica para ser curados, el consejero a cada pueblo que iba lo seguían muchísimas personas y entre más pueblos visitaba más adeptos se unían a su misión, ¿Cuál era?, la salvación del alma.

La República había aprobado nuevos impuestos, se pegaron los edictos y cuando el consejero leyó y supo de qué se trataba los arrancó, empezó a predicar a sus seguidores que había llegado el anticristo al mundo y se llamaba “La República”, había que prepararse para luchar contra el perro, contra el mal, ahora comprendía porque el anticristo estaba realizando el censo, su propósito era volver a convertir en esclavos a todos los hombres que el Imperio había hecho libres. 

El Gobierno intentó castigar al responsable de violar la ley y cuando fueron a buscar al consejero, se encontraron a un líder socio-religioso acompañado por muchas personas que rechazaron y repelieron la detención. Al verse burlado y rebasado el Gobierno inmediatamente mando otra comitiva ahora integrada por cien soldados y aunque hubo algunos muertos de ambos bandos, los levantados salieron victoriosos.

El conflicto se fue endureciendo, Antonio el consejero estaba instalado en Canudos, se posesionaron de las tierras privadas del Gobernador de Bahía Luis Viana, el Gobierno tenía que detener al sedicioso consejero a como diera lugar, mandaron ahora quinientos soldados bien armados y aunque murieron muchas personas por parte de los yagunzos como se les llamaban a los guiados por el consejero, al final la victoria siguió siendo para los hijos de Jesús, los elegidos.

Mario Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo, va narrando los orígenes de éste fatal conflicto entre los “yagunzos o campesinos” y el ejército brasileño, la guerra fue originada como siempre por fanatismos, el conflicto se llevó a discusión al Congreso, los defensores de la Republica pedían la intervención del ejército, y acusaban a los conservadores que eran ellos junto a Inglaterra los promotores y patrocinadores de este movimiento, pero que la República viviría y si había que acabar con todo Canudos había que hacerlo. Mientras tanto el consejero les decía a sus fieles seguidores, tenemos que prepararnos y luchar, porque no tengo la menor duda que ésta es la guerra del fin del mundo.

Mi apreciado lector, la novela es genial, Vargas Llosa va desarrollando la vida de cada personaje, la postura de los partidos, la integración de los yagunzos, la histórica lucha de capitalismo y comunismo, la posición manipuladora de la iglesia, todos los temas de interés están en La guerra del fin del mundo y casi en todos encuentro un enorme fanatismo, tal vez, por eso el propio autor señaló: “Todos los latinoamericanos hemos tenido nuestros Canudos, es decir, esos estados de división nacional a consecuencias de fanatismos paralelos.”

Finalmente con La guerra del fin del mundo, Mario Vargas Llosa crea un símbolo llamado Canudos, que no es otra cosa más que el histórico conflicto en Latinoamérica entre civilización y barbarie.

Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com