Números Rojos
¿Ahorramos con el cambio de horario?
Brenda Caballero
Aclaro que de reojo
veo mi cama, que si hablara seguramente diría: “Anda, quédate, quédate otro
ratito” por lo tanto ¡agradezco que las camas no hablen!
De inmediato prendo
la lámpara para posteriormente pasar al baño, dónde también prendo otro foco,
salgo de allí y al lavarme las manos, prendo otro foco.
Durante media hora he
prendido tres focos que posteriormente apago para ir a correr a la caminadora,
donde prendo otro foco, pues la oscuridad aún inunda la casa.
Al terminar de
correr, vuelvo a prender los focos, puesto que aún no amanece completamente.
Pero… ¿a qué viene
todo esto? Simple, este domingo (el último de octubre) concluye el horario de
verano para toda la República Mexicana con excepción de la franja fronteriza,
por lo que se debe atrasar una hora el reloj, dizque para aprovechar más la luz
del día, consumir menos energía eléctrica y ahorrar combustibles para
generarla.
No sé usted, pero en
lo personal, mi recibo de luz no parece ahorrar nada entre el horario de verano
y el de invierno.
Pudiese funcionar tal
vez si me levantara a las ocho de la mañana, pero la energía eléctrica de las
horas que ahorro durante la tarde, las consumo en la mañana. ¡Cuál ahorro!
A principios de
abril, cuando fue el cambio al horario de verano, un lector me hacía el
comentario del temor que tienen los gobiernos en turno de preguntar a la
población sobre el cambio de horario, porque definitivamente la respuesta
sería: ¡No queremos horario de Verano!
Y es que su molestia
era que estamos supeditados a nuestro país del Norte, es decir, a la actividad
de sus operaciones financieras.
Otra compañera, en
cambio prefiere el horario anterior, el
de verano, puesto que le da la sensación que le rinde más el día por lo que
puede hacer más cosas.
No puedo negar esta
percepción aunque en lo particular no refleja un ahorro en mi bolsillo, como lo
pregonan las autoridades en materia de energía y medio ambiente.
Tal vez para los
comercios y las dependencias gubernamentales sí exista un ahorro, pero para las
personas que se levantan temprano como los agricultores y ganaderos lo dudo.
Inclusive, aunque
ahorremos luz por el cambio de horario, nuestro bolsillo no, puesto que el
cuerpo tiene su propio reloj biológico y no se dormirá a la hora que marca el
reloj, sino hasta que concilie el sueño, por lo que puede perderse el ahorro
cuando se ve televisión, se usa la computadora o se prenden las lámparas una
hora más tarde.
Por lo pronto, esté
usted o no de acuerdo, tendrá que retrasar una hora a su reloj este sábado
antes de dormir o de lo contrario, este domingo llegará una hora antes de lo
previsto.
Bueno, veamos el lado
bueno ¡tendremos la sensación de dormir
una hora más!