jueves, 30 de octubre de 2014


Números Rojos

Crónica de una Extorsión I

Por Brenda Caballero

 
 “Esa noche terminé llorando de impotencia e indignación, aunque durante el transcurso de la tarde había experimentado enojo, rabia, desesperación, tristeza.

“Esa noche logré sentirme el ser más desválido del planeta ante la vileza y maldad del ser humano y la injusticia de un sistema de procuración de justicia”...

Yo

 Cualquier coincidencia con la realidad, es exactamente eso… La Realidad.

Iba para la casa a comer cuando sonó mi celular. Era mi tío, quien vive en la Ciudad de México, que agitado y alarmado, me decía que mis abuelos estaban con la policía en un Oxxo, que fuera a verlos, pues no sabía qué estaba sucediendo.

Aún sin entender lo que pasaba, acudí al lugar que me había dicho. Allí estaba los dos, espantados, preocupados, llorando y entrevistados por dos policías que les hacían varias preguntas.

Pregunté a un oficial qué ocurría y me dice que habían sido víctimas de extorsión telefónica.

¿De extorsión? ¡Vaya! En la familia conocemos esos temas, los platicamos constantemente, escuchamos recomendaciones, incluso de manera frecuente, escribo de eso, pero realmente nunca piensas que le suceda a alguno de tus parientes, mucho menos a tus abuelos de 80 y 92 años.

Mi abuela, aún con los ojos hinchados de tanto llorar, narra que mi abuelo recibió una llamada a su celular en la que le dijeron: “Soy tu hijo, ¿no me reconoces?”

De inmediato, al oír sólo la palabra hijo, pasa el celular a mi abuela, pues él ya no escucha bien. Ella toma la llamada mientras una voz detrás del auricular le dice que tienen a su hijo secuestrado y que si no pagan el rescate, lo matan, por lo que le instruye hagan un depósito en el Oxxo más cercano a un número de cuenta.

Mi abuela no sabe leer ni escribir, por lo que nerviosa pasa el celular a mi abuelo, quien anota como puede un número de cuenta en un trozo de papel. Sólo cursó el segundo año de primaria. Buscan sus ahorros y salen directo al Oxxo a depositar 5 mil pesos a la cuenta 4766890061414392 bajo la advertencia de no avisar a nadie de la familia.

Regresan a casa y esperan nuevamente a que se comuniquen los “delincuentes”. Y así lo hacen, aunque ahora piden otra cosa: una recarga de mil pesos al número celular 5591450551.

Rompen una alcancía que tenía años recibiendo monedas y salen nuevamente a cumplir con el encargo de la llamada del número 5564023109.

Llegan al Oxxo y solicitan la recarga. Afortunadamente está allí Norma, quien escucha la petición y solicita al cajero no les haga el movimiento, pues parece una extorsión.

Después de una plática con ellos, llaman a la policía, quien solicita el número del familiar para verificar si realmente lo dicho a través de la llamada es cierto… pero el tío está bien... sí, fue una extorsión telefónica.

Antes de conocer el número de cuenta, entro a platicar con el cajero del Oxxo para que me informe sobre el hecho.

El chico me dice que cualquier persona puede comprar con 30 pesos una tarjeta llamada Saldazo, la cual está vinculada con una cuenta del Banco Banamex, por lo que ellos no conocen el nombre de la persona a la que se le deposita, tan solo la cuenta, pero les es imposible reimprimir el “baucher”. Checo el comprobante. Sólo tiene los últimos cuatro números de la cuenta, el monto y la leyenda: Depósito en efectivo Tarjeta de Débito.

¿Se puede cancelar la operación? Le pregunto.” Nosotros no podemos”. Incluso, suponen, esas cuentas sólo las ocupan para extorsionar y puede que ya hayan retirado el dinero de algún cajero Banamex.

Salgo de la tienda y escucho que los policías preguntan el nombre del supuesto “secuestrado” y en qué trabaja ¿Realmente es necesaria esa información? Le digo a mi madre que para ese momento ya acompaña a mis abuelos, que no diga nada, pues eso es irrelevante. Aunque sólo se han perdido 5 mil pesos, veo a mis abuelos sufrir y siento coraje e indignación pues también están confundidos. No entienden qué pasa.

Los policías se van. Les ofrezco disculpas por mi respuesta anterior y agradezco el apoyo, pero les comento que la población ya no cree en la policía ni en el 066… “Lo sabemos”, responde uno.

Por último, recomiendan poner la denuncia, “aunque no creo que solucione nada”, rematan.

(Esta historia continuará...)