domingo, 21 de diciembre de 2014


Un triunfo sobre el odio
y la perversión.

 Por Helí Herrera Hernández.
 plazacaracol@hotmail.com

Twitter: HELIHERRERA.es

 
Tuvieron que pasar 53 años para que la voz y el sentimiento latino-americano primero, y mundial después, se impusieran frente al imperio moderno norteamericano que, en exceso de fuerza y soberbia, había roto relaciones con Cuba en 1961,  y declarado en 1962, unilateralmente, un embargo económico a la Isla, que le ha causado 116 mil 800 millones de dólares de perdidas a su economía, y el sufrimiento al pueblo heroico de Cuba que ha soportado con penalidades los efectos de esa medida, reflejados en su bienestar.
La sociedad Martiana fue asediada por los gobiernos yanquis de manera perversa y permanente. Les negaron el derecho de libre comercio de sus productos impidiendo su venta, pero también les negaron el derecho a comprar los que se ofrecen en el mercado mundial, logrando de esa forma que a la isla no entraran ni navajas de rasurar, ni leches para los niños, ni refacciones para la maquinaria agrícola, ni productos cárnicos, ni ropa, ni refacciones para automóviles, ni ningún medicamento o material quirúrgico, entre otras muchas cosas.
Durante esos mismos años Fidel castro Rus, el líder de la revolución y Jefe de Estado de Cuba sufrió de parte de los 10 mandatos presidenciales estadounidenses más de 120 intentos de asesinatos, ejecutados por agentes de la Central de Inteligencia norteamericana, la CIA, pero ordenados por los residentes de La Casa Blanca, sin importarle al país  “campeón de los derechos humanos” ser el principal violador de los mismos. Su odio hacia el comandante en jefe era mayor a cualquier valor por la vida humana.
Fueron décadas de sufrimiento para una sociedad asediada, golpeada, influenciada psicológicamente para desertar, incitándolos a poner un pie en territorio estadounidense y recibir así la nacionalidad de una nación que les mostraba riqueza, opulencia, trabajos muy bien pagados a todos aquellos que se atrevieran hacerlo. De allí el éxodo de Camariocas de 1965 cuando cerca de 30 mil cubanos salieron hacia Miami USA, y posteriormente el éxodo de Mariel, cuando a través de la embajada peruana en La Habana abandonaron la Isla mas de 50 mil cubanos en 1980 con igual destino.
 Fue de tal grado el enfrentamiento entre los gobiernos de estas dos naciones que estuvieron a punto de provocar la tercera guerra mundial, de consecuencias funestas para el mundo por las armas nucleares que para esa época existían, tensión conocida como crisis de los misiles en octubre y noviembre de 1962, en plena etapa de la guerra fría, que de no haber sido por la prudencia de Nikita Jrushchov y John F. Kennedy quizás hubiera desaparecido más del 50 por ciento de la población de nuestro planeta.
Por eso la importancia del anuncio dado el 17 de este mes  por los presidentes Barak Obama de los Estados Unidos y Raúl Castro de Cuba, anunciando al mundo el primer paso que daban para normalizar sus relaciones, y poner fin a una de las últimas anomalías de la política exterior norteamericana, que culminarán con la apertura de una Embajada estadounidense en La Habana, después de casi de 18 meses de negociaciones secretas (como en la guerra fría), celebradas en el Vaticano, y en donde el papa Francisco fue un actor importante para llegar a esta grata noticia.
 Y así, en un acto que llevaba un claro mensaje de la seriedad de los acuerdos tomados por ambos gobiernos, ese mismo día estaban viajando de La Habana a Estados Unidos dos presos norteamericanos liberados por Raúl Castro y, de Estados Unidos a la Habana tres presos liberados por Obama, conocidos como los cinco héroes cubanos, presos políticos en Estados Unidos (dos habían sido liberados por la justicia norteamericana al no poder sostener las acusaciones de que eran objeto). Un triunfo sobre el odio y en aras de la paz mundial y de la humanidad, diría yo.
¿Qué esperamos a partir de estas acciones de Obama y Raúl? El fin de la guerra fría en este continente, que era el último reducto de la intransigencia del poderoso sobre el débil. La esperanza de amanecer con bien del pueblo cubano, que por las acciones realizadas en estos 53 años por La CIA y los gobiernos yanquis existía siempre la posibilidad de alguna invasión, de algún bombardeo, de alguna guerra bacteriológica que generara pandemias.
El inicio de una relacione en paz, con visión de intercambio comercial, turístico, médico, ganadero, científico, que conlleve a sembrar la semilla que levante en el más corto plazo el inhumano e ilegal embargo económico norteamericano contra Cuba, condenado por la Organización de la Naciones Unidas en más de 23 ocasiones, con el apoyo de 188 países y solo el voto de Israel y USA en contra.
¿Qué quien salió  ganando con estas medidas de restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos? ¿Raúl Castro o Barack Obama? Respondo que quienes salen ganando son los pueblos de esas dos naciones, y desde luego, más cuba que era asediada por la potencia militar gringa desde su base armada en Guantánamo; desde los drones norteamericanos que sobrevolaban la isla permanentemente para buscar puntos débiles de las defensas cubanas, desde las infiltraciones que la CIA realizaba a territorio cubano para provocar acciones “humanitarias” que evidenciaran al gobierno de Fidel primero, y de Raúl hoy.
 ¿Qué quien sale más fortalecido con este acuerdo, si Obama o Raúl?, sinceramente yo creo que Obama, porque recibe un reconocimiento mundial por esta acción, dado que era una exigencia misma de la ONU el fin del asedio y la promoción de operaciones desestabilizadoras contra el gobierno, el pueblo y el territorio cubano. Y desde luego, porque tanto él como su partido le abren amplias posibilidades a los inversionistas norteamericanos y al pueblo mismo de visitar esa paradisíaca Isla, y realizar inversiones, una vez levantado el bloqueo.
Fueron 53 años de resistencia estoica del gobierno y pueblo cubano, de limitaciones y sobrevivencia que hoy, parecen ser tan solo una pesadilla.