lunes, 2 de marzo de 2015

ACONTRACORRIENTE

CON EL FRACKING, SOLO DESTRUCCION

Por Manuel del Ángel Rocha

Nos dice la propaganda televisiva del Partido del Trabajo, que tres millones de hectáreas serán arrasadas en nuestro estado,  con motivo de la búsqueda y explotación de yacimientos que contengan hidrocarburos.  Bajo la técnica del fracking, o fractura hidráulica,  la tierra será bombardeada, utilizando para ello  millones de litros de agua, acompañada de substancias químicas tóxicas, que de acuerdo a la experiencia de otros países, no solo afecta la obtención de productos agrícolas, y el medio ambiente, sino también acarrea graves daños a la salud de cientos de personas.

Envuelta en papel celofán, para regalo imperecedero, llegó la utopía de la felicidad y la dicha inmortal, por  los mercaderes del capitalismo global,   a través de las bancadas del PAN y el PRI, que junto con sus partidos satélites, aprobaron las   reformas estructurales, en particular,  sobre los Hidrocarburos. Bajo la propaganda de que el bienestar perpetuo llegaría al pueblo mexicano, estos inmorales de la propuesta, responden a los intereses de una economía mundial, regida por el libre mercado, donde como lo muestran varios países de  Europa,  cada día  más, la farsa se convierte en tragedia.  Un capitalismo salvaje, que depreda no solo los recursos naturales, sino también el patrimonio de familias, que convencidas o no,  son arrastradas por este sistema, cuyos beneficiarios solo son  un grupo minúsculo, que desde su cómodo sillón, desde cualquier punto del planeta,  determina la vida de poblaciones enteras.

 La realidad de las condiciones económicas de cientos de personas en Europa, es de penuria. La versión de la  resurrección de la nueva economía liberal, o neo liberalismo, se ha convertido en un Apocalipsis. Cientos de acreedores de los bancos, o beneficiarios  de créditos hipotecarios han sido desalojados de sus inmuebles, arruinando ilusiones y vidas familiares, que los han llevado a vivir en los parques, en la calle, o pasadizos insalubres. Ello,  cuando bien les va,  conservan la vida, porque también, decenas concluyen quitársela.  La catástrofe  es de drama,  mientras que para los teóricos de este sistema, aseguran que la  crisis solo es de coyuntura, aun cuando las guerras de mercado, las devaluaciones competitivas, los síncopes económicos y las convulsiones políticas, estén presentes y determinan esa realidad. Grecia quiere tomar distancia  de las órdenes financieras, “bárbaras” de la Unión Europea, y el Fondo Monetario Internacional, y con el triunfo de una coalición de izquierda radical,  rechazan mantener  la crisis  “humanitaria”        que alcanzó de manera violenta al pueblo griego.

Pues el fracking, o la fractura hidráulica, es la amenaza de una tragedia real para la población asentada en  más del  40% del territorio estatal, que padecerá, literalmente,  un bombardeo  sistemático por      la extracción de los hidrocarburos. Esta población, es en su mayoría indígena y campesina (la que  menos protección tiene de las leyes), será expulsada de sus tierras, para  vivir en éxodo, y emigrar, no solo a las grandes ciudades, sino también allende  nuestra frontera, buscando mitigar su pobreza económica, pero poniendo en grave riesgo su existencia.  

Con el fracking,  se afectará a los grupos étnicos popolucas, totonacos, huaxtecos y una amplia población náhuatl, situada en el centro y norte del estado,  alterando el derecho humano al agua, y a  vivir  en un ambiente limpio y sano. Pero  como la fiebre petrolera carece de sentido común, ni tiene ética, ya los  filibusteros aldeanos organizaron hasta  una  cumbre de negocios petroleros,  pretendiendo competirle a las goliats transnacionales,  y obtener alguna  participación del reparto de la renta,  que con su nivel de competitividad, les alcanzara cuando menos para darle “bola” a las botas de los  señores  oligarcas del capitalismo global. El fracking,  representa un eslabón mas de la maquina de destrucción masiva, de una industria  que avanza entre bonanza, quiebras, especulación, y crisis financiera. Camina destruyendo otras industrias, oficios y formas de vida tradicionales, sin que ley alguna logre dominarlo, por el contrario, su promoción impulsa una supuesta prosperidad, enmarcada en un imaginario nacionalismo, para beneficiar únicamente a nuevas élites, que surgirán con esta reforma. Es falso que con la privatización de bienes públicos se logre mayor  competitividad,  y mayor bienestar, como también falso que promueva el desarrollo, la cohesión y justicia social. Ya se vivió con la fiebre de reformas desincorporadoras salinistas, y su TLC. Corrupción en grado mayúsculo, nuevos ricos, más desempleo, y más inseguridad. Con el fracking, solo más pobreza, más narcotráfico, y más migración. Eso es lo que nos espera, más de lo mismo; ilusiones para millones, y millones de dólares para los pocos y nuevos ricos.