DE FACHADAS Y
BALCONES FLORIDOS
VEGETALIDAD
Por Nora Guerrero
Nacer, reproducirse y morir; poseer un organismo físico con
funciones específicas e interrelacionadas; sueño y vigilia; inteligencia para
resolver situaciones y problemas de la vida; compartir experiencias y bienes con
los congéneres y familiares, jugar, viajar, protegerse, defenderse del peligro
y sentir son indudables cualidades de los seres vivos pero, ¿Acaso solo de los
humanos?
No, la ciencia ha comprobado que las plantas son “seres
inteligentes” y que poseen células que funcionan como neuronas. Además, son los
únicos seres vivos capaces de fabricar sus propios alimentos, es decir, de alimentación
autotrófica por fotosíntesis que consiste en que la materia inorgánica se
transforma en materia orgánica y convierte la energía solar en energía química.
En ese aspecto, podemos deducir que las
plantas son autosuficientes y los humanos no. Oportuno es reconocer la dignidad del reino vegetal y procurar su
sobrevivencia. Agua, oxígeno y sol son los tres elementos que la humanidad y la
vegetalidad requieren para vivir.
Las plantas, semillas y el fruto de los árboles son alimento
para los seres humanos y el resto de los animales pero, además, el hombre se
alimenta también de otros animales, por
lo que es quien mas necesita de los otros seres vivos.
Sorprendente es pensar en la inteligencia de las plantas.
Ellas cuentan con millones de células en la punta de sus raíces que
constantemente se comunican con el resto de su estructura, con las plantas
vecinas y con las de su misma especie.
Comparten territorio y beneficios. Desde Aristóteles -siglo IV antes de
Cristo-las investigaciones biológicas buscan descubrir las características
morfológicas de los seres vivos. Entre ellas, la de la herencia y la tendencia
fundamental de los grupos biológicos a reproducir su forma y a perpetuarse. Su búsqueda, la permanencia de las especies, su
vigencia y continuidad.
Mas tarde, a principios de la era cristiana, Plinio El Viejo crea la enciclopedia Historia Naturalis e inicia el estudio
de la historia natural como una disciplina, con el objeto de conocer, describir
y clasificar todo el mundo natural.
A diferencia de los animales, aparentemente las plantas no poseen
el don de la movilidad. Cierto que no pueden trasladarse de un lado a otro,
pero si tienen movimiento en sus raíces extendiéndose para buscar agua y
nutrientes, cierran y abren sus hojas y
flores; se mueven cuando crecen, algunas al tacto -como las mimosas- y cuando
atrapan a un insecto o pequeño invertebrado. También se mueven cuando se expanden
sobre las paredes y enrejados y reaccionan a los estímulos luminosos. Ellas
tuvieron que aprender a adherirse a su sustrato para poder vivir en macetas. Se
adaptaron.
En una ocasión que disfrutaba los maravillosos paisajes de
un viaje en tren, observé áreas multicolores en medio del verde de la
vegetación y reflexioné sobre la prodigalidad de la naturaleza, sobre la
existencia de las flores allí en medio del bosque que no necesitaron la mano
del jardinero. Por primera vez pensé que los árboles, las plantas y las flores
viven independientemente de los humanos, comprendí que no nos necesitan, que
ellos tienen vida para si, no para nuestro goce y disfrute. Animales y humanos
podemos ser un riesgo para el mundo vegetal y no tomamos en cuenta que
dependemos del oxígeno que genera…Si se extinguieran árboles y plantas, en un
mes, perecería la vida animal, nosotros incluidos. Reflexionemos…xalapaflorida@hotmail.com