LOS CERVANTES
MEXICANOS. (I)
Octavio Paz.
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Desde el año 1996, el
23 de abril se festeja el día internacional del libro, para conmemorar las
muertes de tres grandes escritores como lo son: William Shakespeare, Garcilaso
de la Vega, el Inca, y Miguel de Cervantes Saavedra, fallecidos un 23 de abril
de 1616. Por otra parte, en el presente año se están cumpliendo cuatrocientos
años que se publicó la segunda parte del Quijote, titulada: “El ingenioso caballero don Quijote de la
Mancha” (1615), por lo tanto, se puede decir que estamos festejando los
cuatrocientos años del Quijote completo.
La novela moderna nació
con Cervantes, sabemos que el Quijote de la Mancha es de los libros más leídos
en el mundo y el principal referente de nuestra lengua castellana. Carlos
Fuentes señaló, que Cervantes al igual que Cristóbal Colón, murieron sin saber
lo que habían descubierto, en el caso particular de Cervantes, es nuestro genio
de la novela, es por ello que el Ministerio de Cultura de España, desde 1976,
cada año entrega el conocido y prestigiado Premio: “Miguel de Cervantes Saavedra.”
Cinco son los mexicanos
que han recibido el Premio Cervantes de Literatura, los cuales son: Octavio
Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y Elena Poniatowska. La
mejor manera de festejar el día internacional del libro, los cuatrocientos años
del Quijote y recordar a Cervantes, es leyendo una obra de nuestros cervantes
mexicanos, y el turno es para el primer ganador del Premio en 1981, me refiero
al poeta Octavio Paz.
La obra de Octavio Paz
es abundante, resulta importante señalar que el escritor mexicano no cultivó el
género novelístico, su obra está integrada por poesía,
ensayos, y traducciones. El libro que en esta ocasión presentamos para su
lectura, se titula: “Hombres en su siglo
y otros ensayos”, el cual fue publicado en el mes de abril de1984.
El primer ensayo que
integra el libro es el discurso que dio Octavio Paz, “el 23 de abril de 1982 en Alcalá de Henares”, al momento de recibir
el Premio Cervantes. El título del discurso es: “La tradición liberal”, y basado en ese espíritu liberal que siempre
lo distinguió, Paz señaló: “La palabra
liberal aparece temprano en nuestra literatura. No como una idea o una
filosofía sino como un temple y una disposición de ánimo; más que una
ideología, era una virtud. Con Cervantes comienza la crítica de los absolutos:
comienza la libertad. Y comienza con una sonrisa, no de placer sino de
sabiduría. Cervantes sonríe: aprender a ser libre es aprender a sonreír.”
A pesar de la rica
variedad de temas que integra el libro: “Hombres
en su siglo y otros ensayos”, el hilo conductor de la obra es una defensa a
la pluralidad y libertad. En “Dostoievski:
el diablo y el ideólogo”, Paz afirma: “Dostoievski
es nuestro contemporáneo porque adivinó cuáles iban a ser los dramas y
conflictos de nuestra época. El mundo de Dostoievski es el de una sociedad
enferma de esa corrupción de la religión llamada ideología. Su mundo es la
prefiguración del nuestro.”
Al momento que
realizaba la lectura del libro en mención, para escribir la presente columna,
me resultaba difícil decidir qué hombre o qué ensayo iba a desarrollar, porque
todos son de una enorme valía, nombres como Dostoievski, Ortega y Gasset,
Sartre, Camus, Bretón, Joan Miró, Papaioannou, Ignacio Chaves, José Revueltas,
y naturalmente el propio Cervantes, desfilan en la obra. Sin embargo, en el
ensayo titulado: “Momento. Jean Paul
Sartre”, me encontré con la siguiente afirmación del filósofo francés: “El hombre no es hombre: es un proyecto de
hombre. Ese proyecto es elección: estamos condenados a escoger y nuestra pena
se llama libertad.”
Elegir no es una
opción, es una obligación, incluso quien no elige, ya eligió, y el ensayo que
elegí para presentar éste libro se titula: “Televisión:
Cultura y Diversidad, el cual fue
leído por Octavio Paz en el seminario La Edad de la Televisión, el 24 de julio
de 1979, durante el Segundo Encuentro Mundial de la Comunicación, celebrado en
Acapulco.”
Los temas centrales que
desarrolló Octavio Paz en éste discurso fue cultura y civilización, el poeta
nos enseña que comúnmente las dos palabras son utilizadas como sinónimos, pero
Octavio Paz aclara que existe una oposición bastante profunda en ambas
palabras. Cultura tiene un origen agrario, proviene de cultivar la tierra, y
civilización se fundamenta en la ciudad, en las relaciones sociales, su origen
es urbano.
Después de explicar la
palabra cultura vista como una pluralidad, Octavio Paz realiza la siguiente
pregunta, incluyendo su respuesta: “¿Qué
le puede pedir la cultura, entendida como diversidad, hoy a la televisión, este
poderoso y prodigioso medio de comunicación? Pues le podemos pedir solamente
una cosa: que sea fiel a la vida, es decir, que sea plural, que sea abierta. No
una televisión gobernada por un grupo de burócratas empeñados en hacer la
unanimidad en torno al jefe y a la doctrina o en vender este o aquel producto.
Le pedimos una variedad de canales de televisión que expresen la diversidad y
pluralidad de la cultura mexicana; la llamada alta cultura y la cultura
popular, la cultura central y la cultura periférica, la de la ciudad de México
y la de la provincia, la de las mayorías pero también la de las minorías, la de
los críticos disidentes y la de los artistas solitarios. No una televisión sino
muchas televisiones, y todas en sentido distintos.”
Lo antes transcrito es
la parte medular del discurso pronunciado en 1979, hoy 35 años después, nada ha
cambiado, la televisión pública o privada, sigue siendo un medio uniforme al
servicio del poder, sin critica, sin pluralidad, y por supuesto sin cultura.
Estimado lector, para
no finalizar la columna como la televisión, sin cultura, transcribiré la cita
de Baltasar Gracián que utilizó Octavio Paz como epígrafe para fundamentar
estos ensayos: “Los sujetos eminentemente
raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos,
aunque lo tuviesen, no acertaron a lograrle. Fueron dignos algunos de mejor
siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas a su vez, hasta
las eminencias son al uso. Pero lleva una ventaja el sabio, que es eterno, y
si éste no es su siglo, otros lo serán.” (El subrayado es mío.)
Finalmente, Cervantes,
Paz, y todos los hombres que aparecen en esta obra, son sabios de éste y todos
los siglos.
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