martes, 19 de mayo de 2015


Los Políticos

El Ferrari negro del PRI

Por Salvador Muñoz

 

¡Quién lo viera! ¡mentando madres, indignarse, levantarse, sentarse, aguantar el baño, reír, encabronarse! Se le nota un apasionado desde que se pone la azul… ¿la camisa azul? “Azul-PRI”, responde y suelta la carcajada.

Si hubiera que compararlo con un vehículo, sería un Ferrari negro… ya sube, ya baja, ya saluda, ya dialoga, ya da entrevistas, ya se toma la selfie. El dirigente del PRI estatal es un líder de a pie, como lo reclaman las nuevas reglas, las nuevas normas electorales y lo más importante, como lo reclama el mismo partido.

II

Si los candidatos del PRI han hecho el maratón en términos políticos, su dirigente estatal ya hizo las 24 Horas de Le Mans. De los 21 distritos electorales, sólo le falta ir, en este proceso electoral, al de Huatusco, aunque ya lo hizo previo a la campaña. Sabe que tiene que ir... checa su agenda mientras cuenta, sin que sea excusa, que la secretaria general del partido ha ido a acompañar a Miguel Ángel Sedas Castro. Aunque Corintia Cruz Oregón lo apoya haciendo el 1-2 en diversos distritos, se compromete a sí mismo ir pronto a Huatusco.

Está consciente de que es una campaña atípica, donde ante la serie de restricciones que hay en el INE para hacer campaña para todos los partidos, nada más les queda caminar, recorrer las calles, ir puerta por puerta… convencer.

III

Aun cuando uno tiene la percepción de que los que más han caminado son Alberto Silva, Tarek Abdalá y Erick Lagos, para él, todo es en función del distrito. Por ejemplo, nos cuenta que recorrer Zongolica y Tantoyuca no es tan fácil. Pero todos tienen sus bemoles. Cuenta que estuvo en Orizaba con Fidel Kuri Grajales. Platica de esa visión de campo político que tiene el chayotero. Dice que el empresario conoce sus fortalezas, pero mejor aún: sus debilidades.

Lo veo platicar con Rafael García Bringas en el Desayuno de la Unidad, allá en Coatzacoalcos, pero igual lo hace con líderes de distintas agrupaciones, tanto de maestros, taxistas, con militantes, con jóvenes. Se da tiempo para atender a cada uno de ellos. Sabe que el PRI no es sólo el candidato, sino cada uno de los militantes del partido. Aboga por la unidad… Confía en el joven, en el viejo, en la mujer, en cada uno de los componentes tricolores.

IV

En San Andrés Tuxtla escucha a Jorge Carvallo Delfín cómo se defendió como “gato panzarriba” en el debate reciente. El candidato del PRI por los Tuxtlas está convencido de que hay que ir a los debates ¡pero preparados! Acaba de regresar de un recorrido. Junto con Juan Carlos Perrotín, su compañero de fórmula, externa el intenso calor que hubo ese domingo. ¡Tenían que parar si no, se insolaban!

Hablan Ferrari y Carvallo de uno, dos, tres, varios distritos. Lo mejor, hablan el mismo idioma. Se entienden a la perfección y conocen a los personajes de uno u otro distrito.

De manera azarosa, el INE pasó a báscula a Carvallo. Salió bien pero eso no lo exenta de cuidar las finanzas. Bromea el candidato: “Mi contador parece que es mi peor enemigo” y suelta la clásica carcajada.

V

En el viaje, uno tiene ganas de echarse “un coyotito”, pero volteo discretamente y Ferrari está checando su teléfono (¿No duerme el cabrón?, piensa uno). No se pelea con la tecnología ¡y mucho menos con el humor! Así, puede revisar los boletines y decidir qué foto manejar, como destornillarse de risa por un meme. Me enseña los “whatsapps” de cada uno de los activistas y coordinadores de campaña que tiene a lo largo y ancho del estado. Se mantiene informado a cada rato de lo que sucede en equis o ye distrito. Las carreteras las conoce a la perfección… “Vamos llegando a tal pueblo… vamos a pasar por tal comunidad… pasando la loma veremos la laguna… en quince minutos estaremos en tal punto”.

VI

Son cerca de las 19:30 horas. Estamos en Boca del Río ¡y se pone la camisa azul! “pero es azul-PRI”, precisa y señala la V roja que cruza de los hombros hacia abajo. Se encuentra a José Luis Enríquez Ambell y familia. También al columnista Raymundo Jiménez. Se saluda con Julen Rementería. Ya lo espera su esposa y sus hijos. Estamos en el Pirata Fuente. Alfredo Ferrari parece que tiene dos pasiones: La política y el futbol… los vive con la misma intensidad. Grita, se levanta, se vuelve a sentar. Echa madres cuando cae el primer gol contra el Veracruz pero también, cuando cae el primer gol de los escualos, aguanta el baño ¡de cerveza! Bueno… realmente lo aguantamos todos… hasta su familia.

Alfredo Ferrari está consciente de su papel como dirigente del PRI. Tiene un objetivo muy claro. Quiere que su partido gane y ésa es su ventaja… piensa en el partido, no en él; piensa en el militante, no en él; piensa en sus candidatos, no en él y eso es algo que el PRI hacía rato que no tenía en su dirigencia: un líder que piensa nada más en su partido y no en su futuro personal. Es el Ferrari negro del PRI.

 

smcainito@gmail.com