domingo, 12 de marzo de 2017



Esfera Política
Ricardo Vázquez Salazar
Del pusilánime mutis al desatado farfulleo
Transcurrieron 144 meses catastróficos para los veracruzanos, de silencio absoluto en distintos frentes, de mostrarse indispuestos a lanzar una mínima crítica o señalamiento a pesar de la gravedad de lo que continuaba ocurriendo día tras día durante las aciagas administraciones de Fidel Herrera y Javier Duarte. El mutismo legislativo formaba parte de toda la parafernalia escénica que accedía potencializar cualquier acto de corrupción de la fidelidad-prosperidad. Todo autorizaban sin poner ninguna objeción.
El silencio se convirtió en el cómplice favorito. En ese sentido los órganos de Control, Fiscalización y Vigilancia, alentando la impunidad hicieron una contribución sumamente valiosa para perturbar a los veracruzanos. Actores políticos de distintos partidos sucumbieron ante los encantos oficiales para adoptar la postura de alcahuetes.  
De todo lo sucedido en los 12 años anteriores, es muy remoto poder hacer un conteo de daños en cualquier área; podrían considerarse incalculables las afectaciones, lo mismo en las finanzas públicas, miles de millones de pesos extraviados conforman la enorme deuda pública; malversación de recursos de las arcas estatales en salud, en educación, en todas las áreas.
En materia de seguridad sería prácticamente imposible precisar el número de personas desaparecidas, ejecutadas, secuestradas o extorsionadas por la delincuencia organizada; las advertencias y amenazas en caso de denuncias impiden contar con cifras exactas de afectados. El crimen organizado encontró en Veracruz un atractivo nicho de oportunidades.     
El hecho de que hoy se conozca el dato de que 249 restos humanos están sepultados en 125 fosas clandestinas localizadas en Lomas de Santa Fe, municipio de Veracruz, desenmascara la comedia que permitió que los criminales hicieran de las suyas. Lomas de Santa Fe es sólo un caso.
La corrupción criminal rebasó todo lo imaginable en nuestra entidad.
Hoy se habla como si nada de todo lo anterior hubiera ocurrido, pareciera como si se hubiera tratado de una mera pesadilla y las consecuencias de la corrupción que se sufrió y se ocultó no existieran.  
Lo que causaron Fidel y Duarte no fue cualquier cosa, es inmenso el quebranto, fueron 4 mil 380 días de corrupción, impunidad, simulación y deterioro. Pensar que en 100 días se podría reparar y enderezar todas las averías causadas, resulta imposible para cualquier gobernante, aún con toda la voluntad.    
Para la clase política tricolor veracruzana, no pasó nada, no hay responsables de lo sucedido, no debe haber culpables de corrupción, impunidad y encubrimiento, todo es persecución política.   
rvazquez002@yahoo.com.mx