lunes, 20 de marzo de 2017

Esfera Política
Ricardo Vázquez Salazar
 
Reconocimientos o envilecimientos
El duelo invadió una vez más el periodismo veracruzano. Con el lamentable crimen del periodista cordobés Ricardo Monlui Cabrera, la Fiscalía General de Veracruz tiene un reto más para esclarecer y llevar a juicio a los responsables. La carga de trabajo se ha incrementado ante el recrudecimiento de la violencia en distintos puntos de la geografía veracruzana. La delincuencia organizada no descansa, como si estuvieran acatando órdenes. Descanse en paz Ricardo Monlui. A su familia nuestro más sentido pésame.
En el ámbito político nacional, dos actores protagónicos señalados de haber dejado una profunda huella de corrupción en su respectiva entidad, están desinflados para operar en abierto. Humberto Moreira Valdés, exgobernador de Coahuila y expresidente nacional del PRI se había envalentonado y había retado a la cúpula de poder. Moreira se había empecinado en lograr una diputación local en el proceso electoral en ciernes.
Le marcaron el alto: Moreira no podrá ser candidato a diputado en las elecciones locales del 4 de junio, dictaminó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF. Moreira contemplaba la posibilidad de que el Partido Joven lo postulara; esto se le esfumó, le echaron montón con la resolución que valida la coalición integrada por los partidos: PRI, Verde, Nueva Alianza, de la Revolución Coahuilense, Campesino y Popular, Socialdemócrata Independiente, y el mismo Partido Joven, impedido de lanzar a un aspirante propio.   
La única alternativa para que Humberto Moreira ocupe un cargo de elección popular en este proceso electoral sería como suplente o por la vía plurinominal, aunque de continuar de testarudo en intervenir en Coahuila, le podrían revivir alguno de los expedientes que tiene pendientes.
El otro es Fidel Herrera Beltrán, que a raíz de las denuncias presentadas por la adquisición y aplicación de medicamentos falsos y caducos en la Secretaría de Salud estatal, de haberle negado un amparo la instancia Federal, se ha mantenido agazapado, aunque no por ello signifique que no está operando. Como es su costumbre, desde la oscuridad y las tinieblas puede estar maquinando cualquier acto siniestro. Es su naturaleza.   
Humberto Moreira al igual que Fidel Herrera, en el centro los tienen catalogados como inconvenientes para el partido tricolor de participar en forma directa en la vida política estatal por razones obvias. En ambos casos las acusaciones permanecen en la memoria y en el ánimo del electorado.
No hay manera de entender cómo es posible que en la complicada situación en que se encuentra nuestro estado, con una problemática englobada en la que confluyen dificultades  de distintas áreas, producto de la corrupción e impunidad que reinó en los doce años anteriores, todavía haya quienes se distraen y se ocupan en nimiedades.
No puede clasificarse más que como una simple ocurrencia del diputado local, Marco Antonio Núñez López, sobre la propuesta de rendirle homenaje a Porfirio Díaz, ex presidente de México, a quien se refirió: “Estoy a favor porque prácticamente construyó la ciudad de Veracruz en 1902… Veracruz sigue teniendo la vida que tiene gracias a Porfirio Díaz”.
Sin duda al diputado Núñez López le hace falta “ler” sobre historia, lo que realmente significó el tirano inhumano que desgobernó 30 años nuestro país. Aquí lo que apuntó sobre José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, el historiador y escritor mexicano Francisco Martín Moreno:
“Imposible resumir en este breve espacio la obra del dictador, pero baste decir que, cuando abordó el Ipiranga, abandonó a un país en llamas; la miseria en el campo era aberrante, igual o peor que la de ahora; existían gigantescos latifundios; por la vía de los hechos le había devuelto al clero sus privilegios perdidos en la Guerra de Reforma; 85% de los mexicanos era analfabeta; la incipiente industrialización se tradujo en la entrega ventajosa del patrimonio nacional a las empresas foráneas; no existía el Estado de derecho y habían sido canceladas las garantías individuales consignadas en la Constitución de 1857 y desaparecido la libertad de expresión. Se impuso aquello de “mátalos en caliente”, la ley dictada por el tirano para acabar con sus opositores y se logró la “Paz porfiriana” con arreglo al “jocoso” dicho de Díaz consistente en que “quien cuenta los votos gana las elecciones…” En fin… Ahora, como un reconocimiento a sus atrocidades, plantean rendirle homenaje y colocar una estatua de Porfirio Díaz en el Malecón de Veracruz.
Como si no hubiese asuntos que atender de verdadera prioridad para los veracruzanos. No nos extrañaría que también propongan asignar a algunas calles los nombres de Francisco Franco, Augusto Pinochet o Anastasio Somoza. Excesiva pobreza.  
rvazquez002@yahoo.com.mx