lunes, 10 de abril de 2017


 Siria: La bomba que
 puede estallar.

Por Helí Herrera Hernández

                                      

            Estuve allá en 1994. Asistí al Congreso de la Federación Sindical Mundial que nos albergo en Damascos, su capital, durante casi dos meses. Tuve en ese bella ciudad milenaria mi residencia desde donde visité gran parte de su territorio y otras naciones del medio oriente como Irak, Turquía, Egipto, Jordania, Israel, Líbano y Arabia Saudita.

Como en cada viaje que he realizado me adentre en su historia para al estar allí conocer lo mejor de esa nación, sitios que me maravillaron como Palmira, cuna de la civilización de la gran Mesopotamia que años mas tarde  sufrió el bombardeo irracional del estado islámico que casi acabo con esa joya arquitectónica, recién rescatada de esos grupos ultranacionalistas por el ejército del presidente Bachar Al Asad, con el apoyo  de una sección de la fuerza aérea rusa.

         Después de aquel inolvidable viaje he seguido de cerca todo lo ocurrido allá, y mas a partir del año 2011 en que Siria vivió las protestas mas graves de su historia reciente, donde miles de personas  salieron a las calles convocadas a través de Facebook por un grupo activista llamado “The Syria Revolution 2011”, con datos serios que arrojan que detrás de él se encontraba el financiamiento y los intereses del gobierno de Los Estados Unidos, buscando con ello sacar del poder a Bachar Al Asad y colocar un gobernante “amigo” que le sirviera como alfil en su lucha por minimizar a su rival Rusia, principalmente en materia de armamento y expansión territorial.

         El argumento de USA y sus aliados en el mundo para tales acciones fueron “acabar con los regimenes que muchas veces han sido dictatoriales, en las que el morir el papá heredaban el cargo al hijo  a través de elecciones amañadas” (como si en Los Estados Unidos no pasara lo mismo: los Busch y/o Los Clinton), logrando lo primero en Túnez, luego Egipto y mas tarde en Livia cuando asesinaron el 21 de octubre de 2011 a Muammar Gadafi, que para bien o para mal mantenía a su país en calma y, que con su derrocamiento ha metido a esa nación en serios problemas económicos, cayendo los estados de bienestar que se mantenían con “el dictador”, así como una revolución interna entre tantos grupos de poder político-religiosos.

         Pero en Siria no lo han logrado y Bachar Al Asad se mantiene en el poder. Se calcula, según la Organización de las Naciones Unidas que de marzo de 2011 a la fecha han muerto mas de 9 mil personas, mientras que mas de 200 mil se han desplazado a otras regiones de ese territorio, y 30 mil se han refugiado en el extranjero.

         Independientemente de cómo han llegado los gobernantes al poder, que en el medio oriente ha sido –por lo general- por golpes de estado, Estados Unidos tiene en la mira todo ese territorio por los altos potenciales de petróleo que existen (Irán, Irak, Kuwait etc.), y desde luego como cabezas de playa en su lucha contra Rusia, buscando cercarlos y tenerlos en la mira, por si la guerra fría pasara a convertirse en guerra activa, como ya empezamos a ver dado que Rusia, como respuesta al bombardeo ordenado por Donald Trump sobre territorios donde tenia Siria aviones de combate, ha desplegado su flota de buques militares mas avanzada que operaban en el mar negro, hacia el mediterráneo, desde donde destructores de la marina estadounidenses lanzaron ese ataque aéreo la noche del pasado jueves, según reportes oficiales de la agencia de noticias TASS la fragata rusa del almirante Grigorovich abandono su puerto de Sebastopol, Crimea, y se dirige a los destructores USS Porter y USS Ross que lanzaron esa madrugada 59 misiles tomahawk contra el aeródromo  sirio de Sayarat.

         Sobre el ataque químico  que provoca la respuesta de Estados Unidos Moscú argumento que solo fue resultado de un ataque aéreo sirio en una instalación de armas químicas utilizada por los rebeldes, y dijo que tomaría “un complejo de medidas” para proteger a las tropas sirias de la acción de Donald Trump. Así, el buque de guerra ruso de 4 mil toneladas que esta equipado con misiles de crucero Kalibr, uno de los mas recientes y mortales proyectiles de alta tecnología de Moscu, se dirige a atracar en la ciudad Siria de Tartus, con el claro mensaje del presidente ruso Vladimir Putin a su par estadounidense de defender a Siria y su gobierno, provocando una crisis global que esta al borde de un enfrentamiento entre los dos ejércitos mas poderosos del planeta, y que tendría consecuencias funestas para la población de todo el mundo.       

Detrás de la guerra que enfrenta Bachar Al Assad con el grupo islámico ISIS existe también un componente  geopolítico importante porque toda esta problemática inició, insisto, con la entrada de Los Estados Unidos a Irak. El gobernante Sirio ha declarado “la presencia de los EE.UU. en Irak y Afganistán procura encerrar geográficamente a Siria e Irán ya sea a través de las fuerzas del OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte), o de grupos extremistas como ISIS y/o alentando económicamente a grupos de oposición interna como el Consejo nacional Sirio (musulmanes). La comisión General Revolucionaria (Kurdos), y el ejército Libre Sirio integrado por desertores Sunníes armados que operan en bandas y se encuentran infiltradas directamente por mercenarios del Golfo Pérsico, adiestrados por servicios de inteligencia  franceses e inglesas.”

         Siria es un bastión clave de apoyo que ha tenido Irán y Rusia. En consecuencia lo que busca Estados Unidos es derrotar e invadir al mas débil (en este caso Siria), luego al mas grande (Irán) y al final el gigante Rusia, haciendo con ello un gran favor a su socio estratégico Israel que no duerme en paz por temor a los gobiernos de estas naciones, sin detener, desde luego, las diarias agresiones a territorios palestinos que provocan muerte y desolación entre su población,

         El conflicto, para peligro de la humanidad, se ha internacionalizado y ya no esta en manos de Siria, Irán, Israel o cualquier nación árabe, sino en las mentes de Donad Trump y Vladimir Putin. Uno ya ordenó la destrucción de objetivos específicos a través de un bombardeo; el otro ordenó el despliegue de su flota de guerra rumbo a la marina de Los Estados Unidos desde donde se lanzaron los misiles contra territorio Sirio, en un peligrosísimo juego de estrategias que amenazan ya no solo esos territorios, sino la paz mundial.

         En este escenario, una decisión tomada con el hígado y no con la cabeza fría de cualquiera de estos dos personajes podría provocar el holocausto.