TIERRA
DE BABEL
Jorge Arturo Rodríguez
Primero la
caída del watsap, luego el primer ciberataque, más tarde otra vez el virus
cibernético: la psicosis y la paranoia, quizás en su nivel medio pero que nos
advierte lo que estamos viviendo, ¡cómo vivimos!, y nos despoja de eso que
llamamos “humanidad”, para dejarnos desnudos, fríos robots dizque de carne y
hueso. Un compañero de trabajo me comentó que hasta te sientes sin manos y sin piernas,
nada puedes hacer, ni sabes qué y cómo hacerlo si no tienes internet. Vaya, que
estamos no sólo pa’ llorar sino que “no somos nada”, acaso pedazos de cerebro,
dislocados, ciertamente cerca y lejos al mismo tiempo. La tecnología, sí, nos
une, pero para luego alejarnos irremediablemente y quedarnos solos, inermes,
vacíos.
Creo que la siguiente guerra será
cibernética, o por lo menos la chispa que la encienda, como lo han dicho los
científicos y lo hemos venido padeciendo. Pero que no cunda el pánico, que tal
si Albert Einstein tenía razón: no sabía cómo sería la tercera guerra mundial, pero
estaba seguro que la cuarta sería con palos y piedras.
Hace
algunos años, Jon Lee Anderson expresó en entrevista que “tener un iPhone te da
la posibilidad de hablar con cualquiera. Pero existe un gran riesgo en esta
convivencia, estamos ante una Torre de Babel, estamos bajando el tono de las
discusiones de una forma despampanante y con una gran velocidad. No veo muy
claro el camino que vamos a seguir, pero tengo ciertas reservas hacia estas
nuevas experiencias. Perdemos calidad, perdemos la posibilidad de distinguir
entre lo importante y lo frívolo, entre lo que es un troll y un
comentario válido, con buenas intenciones.
“Ante
estos fenómenos la prensa escrita está condenada a desaparecer porque el trance
que imponen estos aparatos a los seres humanos es tan obvio, que cuando uno
entra en cualquier súper en Nueva York, nueve de 10 personas están mirando a la
pantalla, o sea, es el cliché de nuestros días.
“Esta
caja mágica va a ir arrasando e incorporando a los que no tienen acceso a ella
por ahora. Así como lo hizo la televisión en sus días, pero ahora en versión
portátil. Los diarios escritos difícilmente podrán competir con este fenómeno
en un mundo de aquí a 20 o 30 años, inclusive menos”.
O
sea, otra caja idiota. Caeremos en muchas cajas idiotas, si no es que ya actuamos
como idiotas o lo somos. Sin afán de ofender, pero nomás voltee tantito a su
alrededor y se dará cuenta en qué mundo vive y de qué gente se rodea: de nadie,
sólo ausencias que caminan y tropiezan. Pero mándele un watsap, métase a las
redes sociales o háblele por celular, y enseguida le contestarán. ¡Maravillas
de la actualidad!
Los días y los temas
Tiempos de
muertes –así en plural-, aquí y allá. México ensangrentado. ¿Dónde la justicia?
Más periodistas asesinados. Más hermanos desaparecidos, secuestrados,
levantados, desmembrados… “Actuaremos con firmeza y llegaremos hasta las
últimas consecuencias, caiga quien caiga”, dicen las autoridades
correspondientes –que no competentes-, las responsables de esclarecer los casos
y que no queden en la impunidad. Y así en la eternidad oscura, mientras dure
este perro mundo.
De cinismo y anexas
¿Quiénes se
muerden la lengua y hasta sangran cuando hablan de corrupción e impunidad? Menos
discursos y más recursos, pero ¿en manos de quiénes quedan estos recursos?
¿Cómo hacerle frente a tanto cinismo? Sólo veo políticos rasgándose las
vestiduras… ¿O somos nosotros mismos? En la madre… Amén.