AMLO decide
no ser imán.
Por HELI Herrera Hernández.
He votado dos veces por el sin
remordimiento alguno. Lo hice consciente en ambas porque era el mejor candidato
y representaba el mejor proyecto de nación, aquel que podía sacudir al país del
derroche, la corrupción, la inseguridad, del cuello de botella que tanto los
presidentes de México del PRI y del PAN lo han dejado. Fueron votos
reflexionados hacia un hombre del que no me cabe la menor duda no acumula
riquezas, y tenia el firme deseo de transformar las instituciones al servicio
del capital privado doméstico y extranjero en otras al servicio del pueblo y
del bien común.
A lo largo de todos estos años he visto
como el propio sistema ha tenido que encarcelar a varios gobernadores que sin pudor
alguno se han enriquecido con dineros públicos que no les pertenecen. Otros
tantos andan huyendo y varios funcionarios de los tres niveles de gobierno se
encuentran a la expectativa por si en las elecciones de 2018 triunfa AMLO o
algún candidat@ enemigo del modelo económico.
Y es que si en este momento fueran las
elecciones para elegir presidente de la república el sería el ganador, según las
encuestas serias. El problema sin embargo es que faltan varios meses para esa
jornada y todo puede suceder con un López Obrador empeñado en aislarse en lugar
de integrarse a la más amplia alianza de las fuerzas democráticas,
revolucionarias, patrióticas y progresistas.
Si examinamos las posturas del ala
izquierdista en México respecto a ir aliados para enfrentar a la derecha del
PRI y del PAN todos han dicho que si, y además han manifestado los dirigentes
nacionales de Movimiento Ciudadano y del partido del trabajo que no oponen
ninguna resistencia a que el dirigente nacional de MORENA sea el candidato.
Entonces: ¿porque la negación de Andrés Manuel a Encabezar ese polo
democrático?
Dialécticamente hablando la acción de AMLO,
afirmo, beneficia a la derecha, a la que asume públicamente que quiere derrotar
pero que en los hechos NO, porque esta consciente que para lograrlo requiere ir
junto en la jornada electoral de 2018 por lo menos con Movimiento Ciudadano
(encuestas de Reforma, El Universal, por mencionar solo dos de varias). No
hacerlo es enfilarse a su tercera y última derrota desde antes de la elección
del próximo año.
El ha generado con sus calificativos hacia
sus antiguos aliados de pertenecer a la mafia del poder un distanciamiento que
parece abismal. ¿Consciente? Si fuera así sería catastrófico porque estaría
entregando la plaza sin luchar por ella, y si fuera inconscientemente estaría
demostrando la pérdida de visión de la nación que exigen millones de
compatriotas que veíamos en el, al líder para lograrlo.
La guerra desatada por Andrés Manuel no la
dirige solamente contra MC, el PT o el PRD, sino contra otros aliados
importantes que en las campañas anteriores fueron sus impulsores como la
influyente periodista Carmen Aristegui, a quien semanas atrás tuvo un trato
poco comedido en una entrevista que le realizaba, acusándola de “cumplir con su
papel”, sin meditar que entre su audiencia tiene un amplio sector que comulga
con él.
Antes, quizás una semana, la misma tónica
le aplico al periodista José Cárdenas quien no se si correcta o incorrectamente
decidió colgarle el teléfono al peje ante sus improperios, y mas cuando éste, a
diferencia de Ciro Gómez Leyva, solo ha tenido de regulares a buenos conceptos
del tabasqueño.
Es extremadamente lamentable que el más
importante hombre, enemigo del modelo económico en México se vaya rezagando en
el liderazgo que por décadas ha construido, y que sin necesidad de sus
adversarios empiece a ceder terreno en la carrera presidencial, que de seguir
así lo llevaría a su tercera derrota consecutiva.
Por motu-proprio ha decidido no ser el imán
que aglutine a todas las corrientes de pensamiento izquierdista, liberal y
nacionalista, tendiéndole de esa forma un camino alfombrado al PRI y al PAN
rumbo al 2018.