miércoles, 21 de junio de 2017

Esfera Política
Ricardo Vázquez Salazar
 
Nada que detenga el despilfarro de lo saqueado
Habría que hacer un ejercicio contable, mezcla de cifras en pesos mexicanos, dólares –estadounidenses y canadienses-, reales, euros, libras, yuanes, yenes y otros, para hacer un cálculo aproximado que comprenda gastos de viajes, hoteles, renta en un principio y enseguida compra de inmuebles y automóviles, alimentación, compras de varios, gastos médicos, distracciones y una lista interminable de derroche de dinero, sin límite, del que continúan disfrutando los delincuentes que saquearon Veracruz.
El tiempo vuela, de la misma manera que vuela el dinero sustraído ilegalmente de las arcas públicas, patrimonio de los veracruzanos.
Los miles de millones de pesos robados se esfuman con rapidez, en los gastos  mencionados y en muchos más. En las naciones que manejan las monedas arriba citadas, de las que se sabe ha ido a parar el dinero de los veracruzanos.
No hay nada, absolutamente nada que evite el despilfarre de lo indebidamente tomado, ni siquiera que lo detenga.
No existe legislación alguna que permita a las autoridades correspondientes agilizar los mecanismos de recuperación de recursos financieros hurtados, que demasiada falta le hacen a la población, al menos que se les pudiera congelar las cuentas bancarias, ponerles un alto a los bandidos.
No obstante que debe ser en extremo complicado, más cuando el despilfarro se realiza en otros países en los que son bienvenidas las inversiones, los gastos y el pago de impuestos, son ingresos que no los pueden despreciar, porque no hay de por medio un delito que perseguir.
Hoy se escucha que las residencias en The Woodlands, en Houston, adquiridas por los atracadores veracruzanos, son lo menos, en comparación con las grandes inversiones realizadas en otros países, del otro extremo del planeta.   
Pero para que vamos tan lejos, si ni siquiera se puede detener el despilfarro que hacen los malhechores que permanecen en territorio veracruzano y en la CDMX. Propiedades e inversiones pasan de un nombre a otro. Hacen maromas con la finalidad de borrar huellas. Los delincuentes se pasean impunemente y se promueven en los medios de comunicación.
Señalábamos sorprendidos en nuestra columna del pasado viernes, que en el estado de Chiapas existen 31 obras hospitalarias abandonadas, aunque algunas están concluidas y ya fueron inauguradas, carecen de personal médico que las atienda, están abandonadas.
Se acaba de hacer público las necesidades apremiantes en cuanto a infraestructura hospitalaria para los veracruzanos, de un sector vital como es el de Salud, que en la última década ha representado la diferencia entre la vida y la muerte de los ciudadanos. Es para irse de espaldas.   
Resulta que en nuestra entidad se tiene registro que son 196 obras hospitalarias inconclusas. Únicamente son 135 obras hospitalarias inconclusas más que en Chiapas, aunque todavía hay una diferencia mayor, en aquella entidad existen obras totalmente terminadas, falta la contratación de personal que las atienda.
Entre los pendientes en nuestra entidad se encuentran la Torre Pediátrica, la rehabilitación integral del Hospital Regional de Veracruz, del Centro de Alta Especialidad Dr. Rafael Lucio, más conocido como el CEM, en Xalapa, por mencionar sólo estos.   
¿Existen los recursos suficientes para reanudar y concluir las 196 obras hospitalarias en Veracruz?
Porque sigue circulando un mar de dinero despojado indebidamente que se evapora día a día.
Si tomamos en cuenta que los órganos de fiscalización federal y estatal hablan de que tan solo de la Cuenta Pública 2015 andan bailando alrededor de 30 mil millones de pesos, de un año, insistimos. Que si se analizara la simulación, el engaño, el atraco a las arcas veracruzanas durante los 12 años anteriores, y se hiciera el acumulado del dinero sustraído ilegalmente, resultaría un auténtico océano de capital faltante.
Ese dinero desviado que continúan derrochando los ladrones, no se va a recuperar. Con todo ese tesoro nuestra entidad sería de primer mundo.