viernes, 30 de junio de 2017

Esfera Política
Ricardo Vázquez Salazar
 
Buscarán una rendija para sacarlo
“Por el gran amor que le tengo a mi estado es que decido presentar licencia. Hoy pido licencia a mi cargo de gobernador a 48 días de dejar mi administración y responder a acusaciones. No pido licencia para huir del estado sino para enfrentar lo que se trata de una campaña en orquestada en mi contra”, argumentó el 12 de octubre pasado Javier Duarte de Ochoa, en entrevista con Carlos Loret de Mola. Dos días después salió huyendo, hasta que fue detenido en Guatemala el 15 de abril.
En aquella entrevista televisiva, el “reo sonriente” intentó aparentar seguridad y confianza, aseguró que no huiría. Muy pocos se tragaron esas palabras.
Javier Duarte de Ochoa sigue pensando en que los veracruzanos son los mismos de hace siete años, cuando prometía que transformaría la entidad:   “En mí sí puedes confiar. Veracruz vamos para adelante”, repitió miles de veces durante su campaña.
Para Duarte de Ochoa nada absolutamente sucedió durante el periodo en que fingió como gobernador. Se quedó abotargado en el clásico: “No pasa nada”.
Como si en Veracruz hubiéramos estrenado en ese periodo, de 6 u 8 hospitales de Alta Especialidad, debidamente equipados, sin problemas de desabasto de medicamentos, brindando a la población un servicio de primera, cosa que afortunadamente si ocurrió en otros estados, esto se puede constatar.
Como si en la entidad veracruzana los niños y jóvenes asistieran a escuelas nuevas o rehabilitadas, suficientes para cubrir las necesidades de los alumnos; equipadas, impecables, es decir, que los estudiantes desde pequeños contaran con escuelas dignas, en vez de tener que tomar clases debajo de los árboles, o en casuchas, situación que lamentablemente se presenta en la realidad en muchas localidades.
El crimen organizado que llegó con Fidel Herrera, con Javier Duarte se arraigó en su hábitat.
Así podríamos continuar volver a hacer una y otra vez, la descripción del desastre que dejó en todas las áreas la administración de Duarte de Ochoa y sus 150 cómplices.
Es evidente la brutalidad que cometieron en Veracruz con el atraco despiadado, se robaron todo el dinero que tenían a la vista. Bueno, fue a tal grado la crueldad que hasta los recursos destinados a la Cruz Roja desvalijaron.     
Se llega a pensar, sin que suene descabellado, que en la administración de Duarte desaparecieron alrededor de 100 mil millones de pesos durante los seis años. Esto suena posible, con mayor razón porque la Contraloría General del Estado y el Órgano de  Fiscalización Superior, ORFIS, nunca se enteraron de irregularidad alguna en el manejo de las arcas públicas. Hasta después de que Duarte huyó, se dieron valor para señalar faltantes y desviación de recursos.   
Javier Duarte cree que le puede jugar el dedo en la boca a los veracruzanos, pretende esta vez hacerse la víctima, insiste en que son “ridículas e irrisorias las acusaciones” en su contra, que no tienen sustento. Hace señalamientos hacia el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Volvemos a insistir. Todo movimiento, expresión o mueca de Javier Duarte, en estos momentos puede ser parte de una estrategia para sumar puntos que le favorezcan.
Se desconoce hasta este momento si la Procuraduría General de la República, PGR, va a proceder en contra de Javier Duarte.  
Ante esto, el fiscal veracruzano Jorge Winckler está obligado a aplicarse a fondo sobre el contenido de las acusaciones contra Duarte. Los abogados que defienden al “reo sonriente” no son unos pasantes, son los abogados más experimentados del país.
Así que estos buscarán una rendija legal, para que por esa hagan el intento de sacar lo más pronto posible de prisión a su atractivo cliente.  
Después de todas las bestialidades cometidas por Javier Duarte de Ochoa en contra de los veracruzanos, sólo falta que le den tratamiento de víctima como él aspira, y le pongan traje de héroe.  
rvazquez002@yahoo.com.mx