jueves, 8 de junio de 2017


TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez

 

¿Qué pasó ayer?

 

Pregunta obligada: ¿Qué pasó ayer? Nada que ver con la película esa donde se emborrachan y luego no se acuerdan ni de su existencia vana. Muchos quisimos que la anacrónica ley seca estuviera abrogada, “es una norma muy vieja, se creó cuando el país era otro. Se sigue implementando por una especie de tradición, pero desde mi punto de vista ya no tiene una funcionalidad”, comenta el sesudo en materia electoral Javier Santiago Castillo.

         Para ilustrarme tantito, leo: “Los esfuerzos para prohibir el alcohol a nivel nacional comenzaron a principios del siglo XX y continuaron hasta los años treinta en México, según un artículo de la Facultad de Economía de la UNAM. En 1929, el gobierno federal lanzó una campaña antialcoholismo con el objetivo de “mejorar la condición moral y económica del obrero”, tal y como recoge dicho documento. Pero el resultado fue el surgimiento del mercado negro, un efecto similar a la prohibición de alcohol en Estados Unidos durante la misma época. La campaña de 1929 duró solo un par de años, según el artículo.

“Pero estas restricciones resurgieron para las temporadas electorales. Santiago Castillo estima que las primeras leyes o decretos de ley seca durante los comicios surgieron en los años 40. “Se creó en una época en la que los políticos o partidos políticos utilizaban el alcohol para movilizar a la gente y había grandes reacciones violentas o altercados por su consumo, pero eso ya no sucede en México. El nivel de escolaridad de la mayoría de los votantes y la naturaleza de los partidos políticos ha cambiado mucho desde el siglo pasado”. (elpais.com/2016). ¿Pero seguimos de pedotes?

Huyo a la pregunta sosa y repetitiva: “¿Por quién votaste?”; también a la interrogante repetitiva y sosa: “¿Cómo viste las elecciones?” Y se cuela otra de la misma calaña: “¿Crees que algo cambió?” Me contesto en silencio que voté pa’ seguirle el juego a la democracia simulada que desde hace tiempo no ha cambiado mucho y ver hasta dónde llegan los actores y espectadores, el país anda como cangrejo; dijera mi madre sólo gané el camino pa’ mi casa, para luego a darle duro pa’ la papa –ya no alcanza ni pa’ la chuleta ni los frijoles-, porque la situación está de la chingada. ¿Alguien piensa lo contrario? Pos sí: los otros, los pocos.

¿Qué pasó ayer? Sintetizo un mensaje de un gran amigo y colega: Gané quien gane… “iré a trabajar con la convicción de hacer bien las cosas, trataré de dar lo mejor de mí a mi familia, buscaré transmitir en los niños la enseñanza de valores a través de la práctica deportiva y me comprometo a ser un ciudadano productivo, respetuoso de nuestras leyes y luchador incansable por mejorar la sociedad en que vivimos. (…). Conclusión, agradezco infinitamente a mis padres el haberme enseñado a trabajar y salir adelante en esta vida sin importar y sin depender de que persona o partido gobierne nuestro municipio, estado o país. Esa es la única esperanza que tengo de que México pueda salir del abismo, con trabajo, educación y enseñanza de valores a las nuevas generaciones. No existe esperanza en ningún partido político, mucho menos en sus candidatos. Enseñemos a los niños y jóvenes a trabajar con honestidad y a no depender de que familiares o amigos ocupen puestos públicos para obtener beneficios de esto y sólo así salir adelante. Si logramos entender esto y transmitirlo a nuestros hijos, entonces, sólo entonces encontraremos una luz de esperanza para nuestro querido México”.