Crónicas urgentes
Claudia
Constantino
Hay buenas noticias para las dos
terceras partes de los veracruzanos que no votaron por Miguel Ángel Yunes para
gobernador. Los mismos que opinan que Veracruz está empantanado; que no hay
seguridad, ni reactivación económica, ni notoria eficiencia en la administración
estatal que evite seguirse endeudando. Y es que el pasado lunes se dieron a
conocer los dictámenes de la Unidad Técnica de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE) y en
ellos se da cuenta de que en 25 de los 107 candidatos de la alianza PAN-PRD,
que ganaron el pasado 4 de junio, rebasaron los topes de campaña y destacan los
municipios de Veracruz, Boca del Río y
Tuxpan.
Inmediatamente el ganador Fernando
Yunes salió a decir, y ordenó a sus corífeos que replicaran, que “el triunfo no
puede ser anulado, pues la Ley contempla que para ser así, la diferencia entre
el vencedor y el segundo lugar debe ser de 5% o menos y en su caso la
diferencia es de 30% sobre su rival más cercano (MORENA).”
Se ha dicho que en este caso, el
mensaje del gobierno federal es: Si intentas arrebatarme Coahuila, te quito
Veracruz. Pero hay más para hacer notar, por ejemplo, que
el arbitro de las elecciones de 2018 será el INE y ahí la federación es la mano
que mece la cuna. También es claro para muchos el mensaje de que los acuerdos o
se respetan o se sufren as consecuencias, y que las jugarretas políticas no son
bastante para desconocer los acuerdos hechos desde la cúpula del poder.
Muchos críticos
del sistema han explicado cómo se decide todo en México. Y esto se ha
demostrado, lo mismo en el Estado de México, como en Coahuila o Veracruz; que
no es el voto de los ciudadanos el que encumbra o derrota políticos. Esto se ha
probado en cada elección. Todos los actores políticos en buena posición son
resultado de negociaciones y acuerdos intrincados, y lo que más se valora en
todos los casos, es la lealtad. No la lealtad a los gobernados, a los votantes,
o al país. Por supuesto que no. Sino la lealtad a la palabra empeñada en aras
de una posición; la lealtad a su grupo político; al personaje político de más
arriba que les ayuda a llegar.
A muchos meses de las elecciones de
2018, las especulaciones se aventuran y adelantan como una clase de juego
divertido, para quienes lo practican, que no son pocos. La verdad parece
importar poco. Así, unos juran que Miguel Ángel Yunes Márquez
será el próximo gobernador de Veracruz. Otros aseguran que José Yunes Zorrilla
será el próximo candidato a la gubernatura por el PRI. Así como hubo quien se atrevió a asegurar que
Américo Zúñiga remplazaría a Renato Alarcón en el Comité Directivo Estatal del
PRI, tras las elecciones pasadas.
Pocos pueblos tienen tal afición
por la predicción política como Veracruz. Los grillos de Veracruz son muy
afamados en el altiplano. Pero de las verdades comprobables, cerraremos
recordando algunas: El candidato del PRI en Veracruz será designado tras
conocerse el nombre del candidato del PRI a la presidencia de la República. El
senador José Yunes Zorrilla no ha sido ungido candidato, aún, en el mejor de
los casos para él. El presidente municipal de Xalapa, continúa en su posición,
y recibe con alfombra roja a su sucesor, recién electo, Hipólito Rodríguez
Herrero, en un acto de innecesaria e inédita cortesía, tras conocerse el
acuerdo de que Renato Alarcón se mantuviera como líder de su partido.
La esperanza del gobernador Miguel Ángel
Yunes Linares de que su proyecto trans sexenal siga siendo apoyado por el priísta
Miguel Ángel Osorio Chong, depende absolutamente de sea el elegido como
candidato a la presidencia de México. En el camino a la elección del 2018
veremos a muchos caer y a otros salir de la sombra, al reflector. Una cosa son
los deseos de a clase política, y otra completamente distinta, la realidad política
de Veracruz y de México. Pero lo que no se ve ni en sueños, ni en la realidad,
es COMO SALIR DEL PANTANO.
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