lunes, 7 de agosto de 2017


Columna Semanal

Hay yerbita como

 para hacer jardín


 

Con solidaridad y respeto a Miguel Ángel Yunes Linares, Héctor Yunes Landa, José Francisco Yunes Zorrilla

Jorge Francisco Cabral Bravo

¿Quién no creció escuchando que a quienes vivimos en México nos gusta echar la flojera?

Abundan los chistes que narran la pereza de nuestro país. El internet, las telenovelas, los noticiarios y cada pequeño aspecto de la vida (¿Y quién no ha visto esta postal de un mexicano durmiendo en sus rodillas al amparo de un sombrero y un cactus?).

Desde pequeños esa idea se va enraizando en nuestro imaginario, hasta que nos logran convencer de que en otros países se descansa menos y que nuestro país no progresa porque está lleno de flojos.

En contraste con esta idea mientras pasaban los años también me percaté de que mi papa no paraba de trabajar, de sol a sol, chambeando incluso en sus días de descanso, sacrificando puentes, convivencias familiares y horas de sueño.

Desde los días de mi adolescencia, me pregunto lo mismo: ¿Quién ha inventado esa mentira de que el mexicano es flojo? A mis 67 años puedo asegurar que todo lo que he vivido es lo opuesto a esa farsa.

México no sólo es un país que no es perezoso, sino más bien trabajador hasta la explotación. Veamos las cifras oficiales de la OCDE.

Quienes trabajan aquí, en promedio, gozan de 14 días de descanso, de los cuales 6 corresponden a vacaciones pagadas y 8 a feriados oficiales. Esta última cifra rompe otro mito: el que enuncia que México celebra muchísimos puentes, pues según la Organización Internacional del Trabajo, la OITE, somos una de las naciones con menos días feriados al año.

Aunque esto vaya en contra de todo lo que nos han dicho, los datos de la OCDE muestran que trabajamos más días que China o Nigeria. Pero para dejar constancia de lo que pasa en otras partes es importante ver el promedio de los países desarrollados, que nos muestra una tendencia hacia vacacionar entre los 25 y 29 días. Incluso hay países que rebasan los 30 días de descanso entre los cuales se encuentran Brasil, Estados Unidos, Reino Unido y Australia.

Por eso es importante comentar y reflexionar este tema. Las y los trabajadores burócratas mexicanos merecemos tener tiempo de ocio, de paz y de recreo. Por muchos años las vacaciones se han convertido en una materia pendiente para el país.

Hemos hablado mucho de que detenidas en la congeladora siguen diversas iniciativas que, de no salir en el periodo de sesiones ordinarias que se avecina en el periodo de septiembre, difícilmente serán aprobadas en el 2018 y me disculpo por ello, pero hay que volverlo a hacer hoy.

En esta lógica, el mando único o mixto del modelo policial en las entidades federativas; la Ley de Seguridad Interna, que pretende regular la actuación de Ejercito y Marina; la elección de los titulares de los órganos internos de control de instituciones autónomas; el nombramiento del fiscal general de la República y del titular de la Fiscalía Anticorrupción, son sólo algunos temas que requieren toda la voluntad de los presidentes de los partidos políticos, así como del propio presidente de la Republica y por supuesto de los legisladores para aprobarlos.

Ahí están también propuestas como una ley para combatir el robo de combustibles y otra que corresponde a los derechos de las audiencias y, si seguimos buscando, pues los pendientes se multiplican.

Así las cosas, y mientras son melones o sandias, las bancadas parlamentarias ya hacen preparativos y disponen todo lo necesario para ver qué se rescata del congelador y llevar al Pleno por lo menos algunas de las iniciativas. Senadores y diputados saben que les queda poco tiempo para analizar, discutir y, eventualmente, aprobarlas y de no lograrlo antes de que se termine el año, muy difícilmente los temas tendrán la atención requerida, en el periodo de sesiones que va del 1 de febrero al 30 de abril del 2018: la razón es sencilla, los partidos políticos estarán en plena efervescencia por la madre de todas las elecciones, la presidencial y por supuesto por todos los proceso electorales locales.

Hasta ahora se sabe que los diputados de las bancadas del PRI y PAN realizarán sus reuniones plenarias los días 30 y 31 de agosto, donde definirán los temas de su agenda legislativa para el primer periodo de sesiones ordinarias del último año de ejercicio de la LXIII Legislatura.

Los primeros tienen previsto reunirse con funcionarios del gobierno federal, en tanto que los segundos tienen contemplado tener como invitados a los gobernadores de los estados donde son gobierno.

Por su parte, los diputados de Morena se reunirán en Toluca, Estado de México, el 21 de agosto, y se prevé que sean su líder Andrés Manuel López Obrador y Delfina Gómez, así como los aspirantes a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, los invitados especiales.

El PRD sostendrá una plenaria de dos días en fechas por definir, y al parecer serán las instalaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro la sede de sus reuniones, teniendo como invitados a los gobernadores de sus filas y los que postuló en coalición con el PAN.

En el caso de los diputados de PVEM, se menciona que habrá una plenaria conjunta con los senadores de su partido, y se prevé que la sede de esa reunión sean las instalaciones del Senado de la República, donde seguramente contarán con la presencia de algunos funcionarios del gabinete federal.

En Nueva Alianza preparan su encerrona con militantes de toda la República comandados por su líder nacional, Luis Castro Obregón.

Ese es el escenario en que está inmersa la agenda de pendientes del legislativo, y no estaría que, en aras de la austeridad, los grupos parlamentarios del Senado de la República y de la Cámara de Diputados repitieran el ejercicio de principios de año, con reuniones en recintos parlamentarios y alejados de gastos fastuosos que, además, no se ven reflejados en la producción legislativa, porque está visto que para alcanzar acuerdos tan sólo con la voluntad, basta.