En pie de lucha…
VOTANDO POR UN SUEÑO
POR INOCENCIO MARTÍNEZ CORTÉS
El sufragio decide, el
sufragio es una herramienta factor para dar vida a la democracia.
Cuando un solo hombre toma
las decisiones para conducir sus acciones públicas o privadas es un autoritario,
no consulta, no escucha opiniones y se impone por las buenas o por las malas.
Si alguien con esas
cualidades llega a ser gobernante avalado por los ciudadanos, este, nos
regresara al pasado, seremos un pueblo sometido a los caprichos de un totalitario
quien aprovechándose de las circunstancias se convertirá en un dictador no habrá mañana para nadie.
Tendremos varios vendedores
de ilusiones en el mercado electoral, uno de ellos esta arropado por una
camarilla especialista en conquistar votos a través del trafico del dinero,
invierten cualquier cantidad de dinero con tal de allegarse de los votos, entregan
sea en efectivo o en especie.
El más peligroso es el que
aprovechándose del hartazgo de la sociedad por el resultado de los malos
gobernantes vende una propuesta ilusa de que cuando gane regalara dinero a
todos los incautos y fieles seguidores, por ejemplo a las madres solteras,
niños y jóvenes que ni estudian ni trabajan, personas mayores de sesenta años
de edad, discapacitados, que subsidiara gasolina, gas, electricidad y condonara
toda clase de impuestos. Lo peor es que algunos han comprado tal propuesta sin comprobante
o recibo a cambio de lo ofertado, están esperando a que se instalen las urnas
para ejercer el voto con la ilusión comprada.
Los demás vendedores andarán
realizando propuestas menos arriesgadas, para no engañar y engatusar a los
electores que a la postre reclamen todo hasta lo que no, se la jugaran con el
ser pensante, el que analice viabilidad de proyectos y propuestas, con el que
conozca la realidad de los problemas del país, el que sabe que no se requieren
mejórales ni atención de primeros auxilios, si no una cirugía mayor, un cambio
de fondo sin considerar alcanzar el paraíso terrenal de la noche a la mañana.
No estoy a favor de que se
venda el voto, pero el que recibe dinero lo disfruta y sabe porque lo hace, tal
vez si no le llegan al precio no vota, pero el que cree en una promesa sin
tener la certeza de que en verdad el producto es real, tal y como lo vio por
televisión o lo escucho al merolico en la plaza, entonces sí que esta grave, es
un verdadero iluso como comprador y peligroso elector que decidirá en base a
una ensoñación. ¿Qué no?