martes, 6 de marzo de 2018



En pie de lucha…

VOTANDO POR UN SUEÑO
POR INOCENCIO MARTÍNEZ CORTÉS

El sufragio decide, el sufragio es una herramienta factor para dar vida a la democracia.

Cuando un solo hombre toma las decisiones para conducir sus acciones públicas o privadas es un autoritario, no consulta, no escucha opiniones y se impone por las buenas o por las malas.

Si alguien con esas cualidades llega a ser gobernante avalado por los ciudadanos, este, nos regresara al pasado, seremos un pueblo sometido a los caprichos de un totalitario quien aprovechándose de las circunstancias se convertirá en un dictador  no habrá mañana para nadie.

Tendremos varios vendedores de ilusiones en el mercado electoral, uno de ellos esta arropado por una camarilla especialista en conquistar votos a través del trafico del dinero, invierten cualquier cantidad de dinero con tal de allegarse de los votos, entregan sea en efectivo o en especie.

El más peligroso es el que aprovechándose del hartazgo de la sociedad por el resultado de los malos gobernantes vende una propuesta ilusa de que cuando gane regalara dinero a todos los incautos y fieles seguidores, por ejemplo a las madres solteras, niños y jóvenes que ni estudian ni trabajan, personas mayores de sesenta años de edad, discapacitados, que subsidiara gasolina, gas, electricidad y condonara toda clase de impuestos. Lo peor es que algunos han comprado tal propuesta sin comprobante o recibo a cambio de lo ofertado, están esperando a que se instalen las urnas para ejercer el voto con la ilusión comprada.

Los demás vendedores andarán realizando propuestas menos arriesgadas, para no engañar y engatusar a los electores que a la postre reclamen todo hasta lo que no, se la jugaran con el ser pensante, el que analice viabilidad de proyectos y propuestas, con el que conozca la realidad de los problemas del país, el que sabe que no se requieren mejórales ni atención de primeros auxilios, si no una cirugía mayor, un cambio de fondo sin considerar alcanzar el paraíso terrenal de la noche a la mañana.

No estoy a favor de que se venda el voto, pero el que recibe dinero lo disfruta y sabe porque lo hace, tal vez si no le llegan al precio no vota, pero el que cree en una promesa sin tener la certeza de que en verdad el producto es real, tal y como lo vio por televisión o lo escucho al merolico en la plaza, entonces sí que esta grave, es un verdadero iluso como comprador y peligroso elector que decidirá en base a una ensoñación. ¿Qué no?