viernes, 16 de marzo de 2018

Fotocomentadas.

 

Les mataron la esperanza:

¡Ah! qué tiempos señor don Simón.

 

Por Noé Valdés

(Publicada en El Matutino el 8 de octubre del 2006.Descanse en paz nuestro amigo Noé)



En la primavera del 73, en el siglo pasado, acompañé a la mayoría de los líderes estudiantiles de las diferentes facultades de la Universidad Veracruzana, a una audiencia en Los Pinos, cuando era Presidente de México, Luís Echeverría Álvarez.
Frente al café Terraza Jardín de ese entonces, abordamos los autobuses; uno a uno los estudiantes fueron llegando y llenando los 4 vehículos rentados para el traslado. Ahí iba, flaco y greñudo, mi amigo Tavo Cadena, a la sazón huésped distinguido del Mocev, en Xalapeños Ilustres 86.
Al filo de la una de la tarde y cuando ya la mayoría se encontraba a bordo, Ricardo Olivares Pineda quien llevaba la responsabilidad del convoy y de todo lo que se ofreciera, dio la orden de que avanzaran los autobuses.
En el viaje, aparte de los ya antes mencionados, asistían a esa audiencia, Gerardo Gallegos, Juan Terán, Luís Sardiñas, Roberto Vázquez (Fabiancito), Everardo Miguel Serna (Vero) Raúl Galeana, Segundo de la Fuente, Augusto Zurita (el Ruso) Roberto Martínez, Fernando Antiga, puras joyitas de la UV.
En el segundo autobús iba el que esto escribe; ahí mismo, sentado cual ancho era ya desde esa época, Polo Troncoso; viajaba en los asientos traseros. Los camiones se fueron tranquilos de Xalapa hasta Perote, en ese tramo uno de los enviados de Ricardo o más bien del poderoso subsecretario de gobierno Manuel Carbonel, (quien siempre apoyó a los estudiantes), empezó a entregar un sobre a los principales líderes, sobre que más tarde me enteré que era dinero para la gastada de los jóvenes.
Como siempre hay un “campanita”, uno de los muchachos retó a Polo para que se echaran una partidita de cartas; hicieron una bolita en la parte media del camión y al poco rato salía el primer desplumado; se cansaron de jugar poker y siguieron con albures; cuando otro de los muchachos se quedó sin efectivo, le dijo a Polo, (quien era el que ganaba) no se si con trampas pero ganaba.
-Mi Polo, ese billete de a 5 pesos devuélvemelo, los colecciono.
El interlocutor levantó la vista, tomó el billete, se lo dio y le dijo:
-Toma; nada más no me salgas con que también coleccionas los de a cien, porque te voy a mandar a la chingada.
Más tarde y para hacer más ameno el viaje, sacaron unas botellas de brandy y de ron y se fueron divirtiendo al son de la rumba de Polo Troncoso; llegamos al DF y nos hospedaron en el hotel Virreyes, frente a la fuente del Salto del Agua.
Como éramos muchos, se quedaron tres y en otros hasta cinco jóvenes en una habitación. Muy temprano y después de desayunar salimos con rumbo a la casa presidencial, Fabiancito iba guiando al chofer; nos enfilamos por la avenida Reforma y pronto llegamos a Los Pinos, la cita era a las 11 de la mañana; al llegar al lugar Ricardo se anunció con la gente del Estado Mayor Presidencial e inmediatamente pasamos.
Se llegó la hora de la audiencia y nada, dieron las tres de la tarde y el estomago empezaba a pedir de comer, todos los futuros profesionistas se les miraba desesperados, de pronto un Teniente Coronel habló con los responsables del grupo y nos pasaron a un inmenso patio, en donde estaban colocadas sillas y hasta ahí nos llevaron unas viandas que nos supo a Gloria.
Comimos hasta llegar a la gula y al terminar nos regresaron al salón donde estábamos inicialmente, siguieron corriendo las horas y de Echeverría nada, la espera fue larga, empezó a caer la tarde, la luces se encendieron y del presidente ni huella, todos ya estaban cansados y sin aliento de querer hablar con el Ejecutivo Federal.
El tiempo seguía su infame curso; no sabíamos como colocarnos en los asientos, algunos juntaban dos sillas y se recostaban, otros se sentaban en el piso recargados a la pared, el cansancio y el sueño los iba venciendo y poco a poco se iban recostando en el piso; desprevenidos como estábamos no nos dimos cuenta cuando abrieron un inmensa puerta de madera y en medio de ella apareció Luís Echeverría, eran las 11 de la noche.
-¿Como están jóvenes?, dijo con su tono imperativo natural; disculpen la tardanza pero ustedes comprenderán.
Todos corrieron hacia donde estaba el personaje, algunos chavos aún medio dormidos se incorporaron y llegaron para rodear y escuchar al Presidente.
Ricardo Olivares, quien era el que llevaba la voz cantante, se dirigió al mandatario.
-Si Señor Presidente, no se preocupe, estamos jóvenes y aguantamos la espera.
-Qué bueno muchachos, ¿Qué los trae por aquí?
-Señor Presidente, aquí están representados todos los estudiantes de la Universidad Veracruzana, a través de sus líderes
-Muy bien, ¿y en qué les puedo servir?
-Señor Presidente, usted sabe, como estudiante que fue, de las inquietudes de un joven, nuestras necesidades son muchas. Queremos ver la posibilidad de que nos autorice un autobús a cada facultad, para poder hacer viajes de estudio a otros estados del país.
El Mandatario llamó a uno de sus auxiliares y dio la orden para que se cumpliera puntualmente la solicitud.
-Muy bien muchachos ¿Qué más se les ofrece?
En ese instante habló Fabiancito.
-Señor; un grupo de jóvenes de diferentes facultades, queremos hacer un viaje de estudio a China y solo lo podríamos hacer si usted nos lo patrocina Señor Presidente.
Volvió el Presidente con su auxiliar y ordenó que se hicieran los trámites correspondientes.
-¿Qué más jóvenes?
Hablo nuevamente Ricardo.
-Señor; entre nosotros viene un representantes de cada facultad con un proyecto antidrogadicción, para que los muchachos hagan deporte y no caigan en las garras de las drogas.
En ese momento volvió a tomar la palabra el Ejecutivo Federal
-Muy bien jóvenes, me da mucho gusto que estén en esta su casa, para los que pidieron el viaje a China, tengan la seguridad que lo van a realizar y los jóvenes que traen el proyecto antidrogas, que pasen al despacho conmigo.
Fue una audiencia productiva, todo lo que habían pedido ya era una promesa, se tomaron fotos con Echeverría, en grupo e individuales y se despidió de todos; solo pasaron a la sala indicada los del proyecto antidrogas y entre ellos yo, aunque no era estudiante los muchachos me necesitaban para que les fotografiara con el mandatario.
Habló el Presidente.
-¿Así que todos ustedes son los del proyecto antidrogas?
Varios muchachos y en coro contestaron.
-Si Señor Presidente.
-Muy bien; yo les quiero preguntar ¿Quién es el personaje que se escucha para que sea el futuro gobernador de Veracruz?
Todos querían hablar; contestaron, Olivares, Polo Troncoso y otros.
-Señor Presidente, en Veracruz se habla de varios, uno de ellos es Julio Patiño, se habla de Rafael Hernández Ochoa, de don Eugenio Méndez Docurro, pero a estos señores no los conocemos, al que conocemos y lo conocen en todo el estado es a Manuel Carbonel, él es subsecretario de gobierno; siempre está pendiente de lo que sucede en Veracruz y pensamos que sea la persona idónea para gobernar el Estado.
-Muy bien muchachos, los felicito y les deseo buen viaje de regreso a Veracruz.
Los muchachos todavía alcanzaron a tomarse unas fotografías de ese pequeño grupo, yo entre ellos, se despidieron y nos retiramos; cuando salimos Sardiñas comentó a Olivares:
-Ricardo; el Presidente solo nos sondeó, porque del proyecto ni hablamos.
-No; pero cumplimos con nuestro cometido.
Regresamos al hotel y nos encontramos con la novedad de que en el lobby del hotel, enfrente de la administración, había un cerro de ropa, entre pantalones, camisas y calzones; inmediatamente comenzaron las protestas con el administrador y preguntaban que quién había ordenado que sacaran la ropa y la amontonaran; nadie encontraba su ropa.
Los muchachos no imaginaban que al retrasarse la audiencia 12 horas, alguien de los responsables había ordenado la cancelación de las habitaciones para no pagar una noche más y los del hotel habían tenido que amontonar la ropa.
Fue tanta la molestia de los jóvenes, que empezaron a tirar la ropa íntima hacia unas lámparas en forma de araña que estaba en el techo, como yo era el más flaco de todos, alguien me cargó para bajar la ropa. Ahí me tienen bajando los calzones de Polo Troncoso, del 44 extra y las tanguitas de Sardiñas y la bronca siguió, se calentaron los ánimos y se llevaron en protesta unos ceniceros de pie, y unas guacamayas disecadas que adornaban la recepción del hotel.
Salimos como alma que lleva el diablo, pensando que iban a llamar a la policía, con tan mala suerte que a unas cuadras adelante, ¡pum!, que se estrella un coche en la panza del autobús en donde yo viajaba; todos le gritaron al chofer.
-¡Pélate pendejo, pélate!
El conductor obedeció y a 50 metros venia de reversa una patrulla y no pudo escapar; los policías al ver que eran estudiantes dijeron.
-Calma muchachos, calma, les vamos a dar todas la facilidades pero no se marchen, esperen y lo arreglamos todo.
Se bajaron del autobús, Polo Troncoso con otros muchachos y fueron a arreglar lo del accidente.
Un conductor todo ebrio se había estampado contra el autobús, tardaron una media hora y regresaron; cuando Polo llegó, dijo.
-Ya lo arreglamos, con doscientos pesotes.
Fue el primer caso que Polo ganó, claro, sobornando a los policías. Todos espantados continuamos nuestro transito por las calles de la capital y cuando salíamos del Viaducto Piedad, ¡Pum!, otro guamazo frente a nosotros, afortunadamente en ese percance el autobús no tuvo nada que ver; y así con todas esas peripecias, como a las 9 de la mañana logramos llegar a Xalapa. Pocos días después un enorme traiyer llegó al Mocev con cientos de literas, los autobuses llegaron a las facultades y los que pidieron viajar a China, puntualmente lo hicieron, cortesía de la Presidencia de la República. Al año siguiente, en la primavera del 74, esta generación de inquietos muchachos vivieron la gloria de saber que su candidato era el elegido, pero solo fue una ilusión que duro 24 horas porque la balanza se inclino por Rafael Hernández Ochoa; desde entonces van cargando su cruz, un gobernador los apoya y otro los despide, fue una generación que a temprana edad el destino les mató la esperanza. Así se las gastaban nuestros contemporáneos estudiantes, quienes hoy, algunos, están en el gobierno, le hacen a la política, o al periodismo…Cualquier comentario sobre este chamacón texto, favor de enviarlo a…valdesnoe@yahoo.com