TELEVISA SE ALINEA.
Por
Helí Herrera Hernández.
Sin el ánimo de generar una polémica con los
seguidores de don Andrés Manuel López Obrador, algo tenemos que afirmar después
del primer debate: Lo perdió. Quizás porque le hizo caso a sus asesores de no
engancharse con los ataques que le verterían sus adversarios, quizás porque si
contestaba que, en efecto, en la página
33 del libro Fobaproa, expediente abierto escribió que Alfonso Romo, su
coordinador de la campaña y anunciado Jefe de Gabinete, era un corrupto,
beneficiado por el FOBAPROA, es cierto, y tal reconocimiento lo fotografiaría
como inconsistente y oportunista. “Mientras no están conmigo son de la mafia
del poder, ya conmigo son gente progresista, demócratas y patriotas”.
Haya
sido por una u otra causa, sus prolongados silencios dieron pie para que los expertos
en estos menesteres, más la gran mayoría de los televidentes que siguieron el
debate lo hayan calificado como el gran perdedor, razón por la cual su equipo
modificó su estrategia, de una que marcaba la agenda diaria que arrastraba a
Meade y Anaya, a otra contestataria y justificadora del porque no contesto las
interrogantes de sus pares. Así, las redes sociales, principalmente, fueron
avasalladas por sus simpatizantes para, desde su punto de vista, defenderlo,
contraatacando, no desmintiendo lo acusado, lo señalado, sino poniendo el “le echaron montón” por liderar las
encuestas, como único argumento a todos los señalamientos.
Lo
acepten o no lo cierto es que AMLO perdió el debate y tal derrota empezó ya a
reflejarse en las encuestas serias, no prendiendo, habrá que reconocerlo, los
focos rojos, pero si el amarillo preventivo dado que Ricardo Anaya está
subiendo, independientemente de ser cierto o no las pláticas con una parte del
burocrático PRI que plantean el llamado voto útil tricolor a favor del panista.
Así, la
corriente amloista ya cambió táctica
y estrategia. Por un lado, la pelea cuerpo a cuerpo en todas las redes
sociales, cumpliendo la instrucción que dio el de Macuspana en un aeropuerto,
donde esperaba su vuelo, de no dejar de contestar cualquier señalamiento en su
contra, con o sin argumentos, pero recurriendo al “si estas con AMLO eres patriota”, si no “eres un traidor al pueblo de México y corrupto”.
Por otro
lado, están recurriendo a sus nuevos aliados, los otrora enemigos, miembros de
la mafia del poder en las campañas de 2006 y 2012, por ejemplo TELEVISA, quien
le abrió su puerta principal, en horario triple A, para que con empleados de
esa empresa, cumplidores siempre de las instrucciones del magnate Emilio
Azcárraga Jean, con una suave entrevista
en 3er grado, lo dejaran que hablara de lo que quisiera, tratara a los
periodistas inquisidores (antes con él y hoy con sus adversarios), como quiso,
marcando pautas, tiempos y regaños al periodista que quiso, como fue el
caso con Joaquín López Dóriga.
¿Dónde
quedo aquel Carlos Loret, Joaquín López o Denise Merker que interrumpen al
entrevistado, que lo cuestionan con severidad, y que los cortan cuando ellos lo
determinan?
Irreconocibles
todos ellos. AMLO se dio el lujo de levantarles la voz cuando quiso y con quien
quiso, aceptándolo, inclusive, en el caso del ex conductor del noticiario
estelar del canal de las estrellas. Así, las insuficiencias del debate le permitieron
en ese espacio superarlos. Los prolongados silencios del pasado debate remontarlos
con micrófono abierto sin interrupción alguna. Ninguna pregunta incomoda que lo
hiciera resbalarse, tropezarse porque el fin que perseguía TELEVISA era
que don Andrés Manuel se luciera, que brillara, a tal grado que Rene Delgado le
dio pauta para que se comparara a los héroes nacionales, promotores de las tres
grandes transformaciones que ha tenido México.
¡Mejor
imposible! Una televisión alineada, acomodada. Unos periodistas huraños,
dóciles. Un candidato tierno, a quien solo le faltó dar un manotazo en la mesa,
chasquear los dedos o el látigo, para demostrar en esa “fábrica de sueños” como
la bautizara el hijo del tigre Azcárraga, quien manda, quien es el nuevo jefe
nacional de esa empresa que hasta ayer, pertenecía a la mafia del poder.