CENTENARIO
LUCTUOSO DE BENITO
PÉREZ GALDÓS. (IV)
“Trafalgar.”
Mtro.
José Miguel Naranjo Ramírez.
Dentro
de la amplísima obra producida por don Benito Pérez Galdós, “Los episodios nacionales” representan
ser la obra más amplia, en total fueron 46 episodios nacionales, si los
comparamos con la producción novelística y teatral, en general escribió 31
novelas y 21 obras teatrales, la producción literaria es impresionante no sólo
en cantidad sino en calidad, desde una opinión personal considero que sus
novelas y los episodios son lecturas referentes del erudito y prolífico
escritor español, en esta ocasión presentamos el análisis de la primer novela
que integra los episodios nacionales titulada: “Trafalgar.”
Los
episodios nacionales son un conjunto de crónicas noveladas donde Pérez Galdós
narra hechos históricos que sucedieron en España y Europa en todo el siglo XIX.
Aquí valdría la pena preguntarnos: ¿Son libros de historia?, la respuesta es
que son novelas históricas, es decir, partiendo de un hecho histórico real,
trascendente, mundialmente conocido, Pérez Galdós a través de la creación,
recreación, imaginación, fantasía, ficción, va a contarnos esos hechos de
manera artística, critica, simbólica, y particularmente Galdós narra para que
el pueblo conozca su propia historia, su propio devenir, por ello el lenguaje
de las novelas es claro, sencillo, popular, el propio Gabriel Araceli
protagonista de los episodios es un personaje surgido del pueblo, y todo esto
ocasionó que la obra de Pérez Galdós tuviera tanta popularidad y aceptación,
porque leerlo implica conocer la historia de su pueblo de una manera amena y
artística, el mejor ejemplo es la novela: “Trafalgar”,
escrita en 1873.
La
batalla de Trafalgar es un hecho histórico relevante, tratemos de ubicarnos y
contextualizarnos. Napoleón I se declaró Emperador de los franceses en 1804,
luego, luego, inició su proyecto de expandir su poder y dominio al interior del
continente europeo, en 1805 había logrado una alianza con España, los países
opositares a la ambición de Napoleón formaron una coalición, entre ellos,
Inglaterra, Suecia, Rusia, y otros. Estando estos dos bloques bien definidos,
en octubre de 1805 se enfrentarán en una batalla marítima en el cabo de Trafalgar,
España, cerca de Cádiz, obteniendo un rotundo triunfo la coalición inglesa y a
partir de estos hechos brevemente comentados, Pérez Galdós inicia la serie de
los episodios nacionales con esta tremenda batalla creando a un personaje
ficticio llamado Gabriel quien convivirá con todos los personajes reales y
desde sus recuerdos, anécdotas, visión, nos contará los diversos sucesos e
incluso en esta obra el propio Gabriel anuncia que Trafalgar es la primer
historia de tantas que nos contará donde por supuesto él es protagonista
central: “Muchas cosas voy a contar.
¡Trafalgar, Bailen, Madrid, Zaragoza, Gerona, Arapiles! … de todo esto diré
algunas cosas, si no os falta la paciencia. Mi relato no será tan bello como
debiera, pero haré lo posible para que sea verdadero.”
Cuando
terminé la lectura de Trafalgar me puse a investigar el nombre de varios
personajes que conviven con Gabriel y descubrí que muchos de ellos fueron
personajes reales e importantes de esta batalla marítima, este descubrimiento
no es indispensable para leer la novela y más cuando el hecho histórico es bien
conocido, no obstante, la importancia de identificar a los personajes más
sobresalientes nos ayuda para conocer mediante el personaje ficticio (Gabriel)
la visión de su creador (Pérez Galdós), sobre acontecimientos, sucesos y
protagonistas que hicieron e influyeron en la historia occidental del siglo
XIX.
Es
importante conocer sobre Gabriel no sólo porque es la voz narrativa de la
historia, sino porque él será el gran protagonista en la primera serie de los
episodios nacionales. Gabriel nació en Cádiz, España, su madre soltera hacia
todo tipo de esfuerzo para sacar a su hijo adelante, al inicio el joven era un
pícaro que pintaba para ser un holgazán, vividor, malviviente, pero con el paso
de los años en las historias noveladas sufrirá varias transformaciones, por
ahora Gabriel en esta primera historia tiene 14 años de edad y se vio en la
circunstancia de acompañar a su amo don Alonso Gutiérrez de Cisneros en el
barco que iría a luchar contra los ingleses en Trafalgar.
Antes
de que llegara el día de la guerra, Pérez Galdós nos introduce al mundo
interior de una clásica familia española de la época, sus costumbres,
creencias, estilos de vida, particularmente esa jerarquización social y
elitismo en el trato. Gabriel vivía con la familia de don Alonso integrada por
su esposa Francisca y su hija Rosita. Gabriel llegó a vivir siendo un niño con
esta familia cuando su madre murió y él se quedó absolutamente sólo, queda
claro que Gabriel a sus 14 años estaba plenamente enamorado de Rosita quien
tenía 15 años, pero es de suponer que en una sociedad tan clasista Rosita ya
estaba comprometida con un joven perteneciente a una familia adinerada, de abolengo,
porque seguramente sin esas características Rosita no podría ser feliz en esa
sociedad.
Cuando
la boda ya estaba acordada se vino la guerra y tenía que embarcarse para
defender los intereses de España Rafael Malespina novio de Rosita, al final en
las embarcaciones guerreras estaban Rafael Malespina, el papá de Rosita,
Gabriel, y otros amigos de la familia Gutiérrez de Cisneros. La cruel y
sangrienta batalla de Trafalgar la narra Pérez Galdós de una manera tan
magistral y épica que te recuerda las grandes batallas narradas literariamente
como la Ilíada o el final de algunos personajes Galdosianos me recordaron
legendarios desenlaces entre los que se encuentran el de Robert Jordan de la novela: “Por
quién doblan las campanas” de Hemingway.
Sin
embargo, a pesar de lo atrapante de cada personaje, anécdota, dato histórico,
hay un momento reflexivo de la novela que vale la pena analizar y comentar, y,
sobre todo, porque aquí se encuentra el mensaje central y la crítica
galdosiana. El joven Gabriel nos está narrando como poco a poco los ingleses
van acabando con su rival, cuando la mayor parte de los combatientes españoles
están muertos y ya se levantó la bandera de vencidos o rendidos, Gabriel narra
este difícil momento:
“No olvidaré jamás el momento en que aquellos
cuerpos fueron arrojados al mar por orden del oficial inglés que custodiaba el
navío. Sacados sobre cubierta los cuerpos de los oficiales, el cura rezó un
responso a toda prisa, porque no era ocasión de andarse en dibujos, e
inmediatamente se procedió al acto solemne. Envuelto en sus banderas y con una
bala atada a sus pies, fueron arrojados al mar, sin que esto, que originalmente
hubiera producido en todos tristezas y consternación, conmoviera entonces a los
que lo presenciaron: ¡Tan hechos estaban los ánimos a la desgracia, que el
espectáculo de la muerte era poco menos que indiferente!”
Por
la impresión del suceso, impresión que sólo sintió el personaje ficticio,
imaginario, irreal, este personaje meditaba sobre la estupidez de la guerra, señala
que las guerras se originan por la ambición de unos cuantos que son los que la provocan
para su propio beneficio, seres ambiciosos que quieren y desean obtener poder,
dominio, control, y para lograr ese objetivo dividen a la sociedad, la
polarizan, fomentan la discordia, el odio, enemistan a los integrantes de una
misma nación y los ponen a pelear entre ellos para él seguir teniendo el poder
absoluto, como joven de 14 años Gabriel creía que los seres humanos al ser
racionales no podían seguir siendo estúpidos y las guerras se acabarían, cuando
el personaje nos está contando la historia es un viejo de 70 años y concluye su
meditación con la siguiente expresión:
“Así
pensaba yo. Después de esto he vivido setenta años, y no he visto llegar ese
día.”
Es
decir, para Gabriel las personas siguen siendo estúpidas, porque permiten que
un ser ruin, bajo, corriente, ignorante, un ser sin sujeto y predicado los siga
convenciendo, y día a día libran sus batallas para defender a su moderno
emperador, bien presagió Étienne de La Boétie que: “La servidumbre es voluntaria.”