domingo, 29 de diciembre de 2024


SABERES Y SABORES

TODO LO HE RECIBIDO DE TI

RUAN ÁNGEL BADILLO LAGOS

En esta existencia natural nada te pertenece, tú solo no tienes en dónde fundamentar tu valor o la razón para que los demás te estimen, por tanto, es bueno preguntarse ¿qué tienes que no hayas recibido?, y si lo tienes, ¿por qué te envaneces como si no lo hubieras recibido?  

Procuraré desentrañar la fecundidad de la vida planteando algunas notas que permitan comprender al ser humano, pues lo que tienes como persona es lo que nos interesa. La vida, entonces, aparece de forma distinta a un objeto, ya que aunque no sea algo material, en ocasiones se trata como tal, principalmente cuando es usada a conveniencia sin preguntar su parecer. Incluso si nadie la ha visto en su origen, esta se nos ha dado.

Es necesario, sin embargo, introducir matices de la creación desde el inicio del ciclo de la vida; el ser humano se comprende como un ser engendrado en la vida que pertenece a él mientras vive. Lo propio del ser humano, eso que lo diferencia de los demás y su principio de individualidad es la capacidad de vivir la propia experiencia de sí mismo, de autoexperimentarse y, gracias a ello, hacer experiencias con otros, entre ellos, con Dios, ello, al darse cuenta de que todo lo que se es y se posee viene de Dios. Todo ha sido una dadiva y un regalo, todo lo hemos recibido. La esencia original del hombre, como la vida misma, es un regalo y un don recibido, luego entonces nada poseo ni es mío. Ahora bien, la esencia original del hombre no puede haberla recibido del mundo tampoco de otro ser vivo ni de sí mismo; la vida no ha sido construida por el hombre.

Es innegable que el hombre, en efecto, dispone de “poderes” y gracias a su uso consigue muchas cosas en el mundo, así como logros que le hacen en algunos casos perder la cabeza y creer que todo le pertenece, ¿de dónde ha recibido todo? El hombre primero fue creado e intrincadamente le fueron dados los dones, de este modo ha aprovechado ese potencial y se ha desarrollado, no obstante, no hay que olvidar que este se nos otorgó; cuáles son entonces las presunciones, sin lugar a duda se ha olvidado de dónde ha recibido este potencial.

La vida verdadera y nuestro progreso en la cotidianidad los debemos a las dadivas de Dios; hay personas que sin ver que toda su existencia se la deben a Dios. Tú en cambio, pon atención en cómo te conduces para proceder siempre con justicia y no atribuirte bienes y dones que pertenecen a la dádiva recibida. No caigas en el abismo de la vanidad y de la soberbia exigiendo ser tratado y reconocido como alguien que en realidad no eres. Mantente atento. Tú no hables de ti mismo, que tus hechos lo digan todo, y cuando sea necesario dar razón de tu proceder, solo así podrás decir ¡todo lo he recibido!, no es mío, se me ha dado para hacer el bien a los demás. Reconoce tus defectos, busca la opinión y consejo de los sabios y si te sucede que eres amado, recógete humildemente dentro de ti y en tu interior di todo lo he recibido de ti.