martes, 8 de julio de 2025


Los Políticos 

UN DeLOREAN PARA NAHLE!

Por Salvador Muñoz


Parece que en Veracruz, mientras todos nos enfrentamos al 2025 con inflación, gasolina a precio de caviar y hasta con el WhatsApp cobrando por mandar stickers animados, hay alguien que quiere que vivamos como en el año 2000. ¿Y quién es esa visionaria del “Volver al Futuro”? Pues nada más y nada menos que nuestra muy moderna Gobernadora Rocío Nahle.

Resulta que Nahle sacó a relucir un semáforo en rojo a las tarifas de los chafiretes: la mínima, de 14 pesitos; las máximas, de 24 ó 26 varos. ¡Una ganga!, dirían… claro! si estuviéramos en plena era del Napster, viendo “Amigos X Siempre” y recargando el celular con tarjeta Movistar.

Pero no, señora, estamos en pleno 2025, donde con 14 pesos apenas te compras un Gansito… y de los chiquitos.

La afirmación no sólo es anacrónica: es descaradamente populachera. Porque claro, a quién no le gustaría moverse por Xalapa en taxi sin tener que empeñar los riñones, que cómo se los joden los ruleteros.

Y para rematar, amenaza con quitar concesiones a los taxistas que no respeten esas “tarifas vigentes”. ¿Vigentes? ¿En serio? Ya son tan vigentes como los VHS. Y claro, como hay taxis hasta en los sueños, quitar una concesión por aquí o por allá no pasa nada.

Los ruleteros, mientras tanto, están que no saben si reír, llorar o cambiarse al Uber… ah, no, espera… ¡no hay Uber en Veracruz! Qué conveniente.

Seamos claros: vivir con tarifas de hace 25 años es como querer alimentar un elefante con cacahuates. No alcanza. La gasolina no baja de los 24 pesos (y eso si el despachador no te da “litros de aire”), los aceites, llantas, servicios, refacciones, todo cuesta más. Pero según Nahle, el taxi se sigue moviendo con ilusiones y nostalgia.

No se está en defensa de los taxistas porque debe haber quienes se pasen de rosca a la hora de cobrar, aunque para eso, hay el convenio:

–¿Cuánto a tal destino?

–Tanto…

–No, gracias…

–Bueno, lo dejamos en tanto…

–Va!

¿Y qué opciones hay? O la Gobernadora se sienta a platicar con los líderes de los taxistas en una mesa donde todos salgan ganando (spoiler: no va a pasar), o está preparando el terreno para que finalmente entre Uber a Veracruz.

Aunque también, si hablamos que los taxistas son Pueblo bueno y sabio, por qué no en lugar de ahorcarlos, se busca nomás apretarlos… aquí podrían entrar subsidios para gasolina, aceite, llantas, hasta el carro… no sé, ahí el Equipazo que presume Nahle es seguro que tenga mejores ideas.

Por cierto, ya que anda en plan de “Madre Tarifaria”, bien haría en echarle un ojito a los repartidores en moto, esos que cobran como si uno estuviera pidiendo sushi directo desde Tokio. ¿Quién regula sus tarifas? ¿Dónde se registran? ¿Quién les cobra las multas por hacer parkour con las motos?

Señora Gobernadora, antes de hablar de tarifas, súbase a un taxi, pero no uno con escolta ni aire acondicionado. Uno real, de esos que huelen a sol, a esfuerzo y a cansancio. Si huelen a otra cosa, ni yo me subo. Póngase detrás del volante (sí, eso implica manejar), y viva lo que vive un taxista que al final del día tiene que entregar la unidad con tanque lleno, aunque lo haya tenido que llenar con sudor de cola.

Porque si al usuario le duele el codo con el costo del servicio, imagine usted al taxista, lidiando con tarifas de hace 25 años, inflación de hace cinco minutos y promesas que parecen más bien salidas de una cápsula del tiempo mal cerrada.

¿Taxi a 14 pesos? No, mejor un DeLorean para Nahle. Al menos ése sí viaja al pasado con estilo.