martes, 21 de octubre de 2025


 Los Políticos 

EL LOGO AZUL

Por Salvador Muñoz

El PAN cambia su logo y su dirigente nacional, Jorge Romero Herrera, suelta una retahíla de buenas intenciones… aunque en realidad, el asunto del logo es como dice el dicho: aunque la mona se vista de seda, al final, el PAN se queda.

En el 2018, después de las elecciones donde el PRI se fue a pique, la idea inmediata fue cambiarle el nombre al partido tricolor, y por ende, el logo. Querían disociarse del mal concepto que ya se tenía del Revolucionario Institucional, pero al final, como todo buen proyecto político, se quedó en el cajón de las intenciones. O mejor dicho, en las intenciones de cambiarle el nombre… porque lo demás, sigue igual.

Esto de cambiar el logo a los partidos no es nuevo. Es casi una tradición mexicana: cuando algo no funciona, se maquilla. Y quizás, para estar ad hoc con los tiempos que marca el partido en el poder, podríamos decir que el logo del PAN vive su Cuarta Transformación, porque, de acuerdo con la historia azul, sería la cuarta vez que lo modifican. Moda política, pues.

La idea de cambiar el logo es tan similar a la nueva camiseta que presenta un equipo de futbol cada temporada. Hay que vender el producto, no importa que los jugadores sean los mismos, que la directiva siga igual y que el técnico se llame distinto pero juegue el mismo esquema. Lo importante es el “look”. Total, con que se meta a jugar a las fuerzas básicas y se saquen unas cuantas visorías, el asunto parece resuelto.

Pero no, el asunto del logo no resuelve nada. Se insiste: esto es marketing, no purga política. El PAN no necesita un diseñador, necesita una purga. Una de verdad, no de Photoshop. Porque una renovación estancada en un logo bonito no deja de ser un asunto cosmético: sombra aquí, sombra allá, y el fondo, igual de gris.

Y es que, al menos en Veracruz, el cambio no puede quedarse en una tipografía más moderna o en unas líneas más dinámicas. Aquí, lo que urge es movimiento, pero interno… y no de los que se pelean por la silla, sino de los que aún creen que Acción Nacional puede ser algo más que un refugio de panistas entronizados en la curul o caciques despechados.

Así que no habrá que esperar al 2027 para ver si el nuevo logo logró refrescar el ánimo del electorado y de la militancia. La renovación de la dirigencia está a la vuelta de la esquina, y será ahí donde se sabrá si el PAN quiere realmente un cambio o si sólo está jugando a lo mismo, con otro uniforme y un nuevo escudo reluciente.

Porque, al final del día, aunque el pitufo se vista de seda, sigue siendo pitufo.