TIERRA DE BABEL
Jorge Arturo Rodríguez
Una oportunidad a la paz
Hace unos días, la actriz Jennifer Lawrence, al recibir un homenaje en el Festival de San Sebastián, en referencia a lo que está sucediendo en Gaza, expresó: “Estoy aterrada. Es mortificante. Lo que está ocurriendo no es menos que un genocidio, y es inaceptable. Tengo miedo por mis hijos, por todos nuestros hijos. Además de todo lo demás, lo que más me entristece es que esta falta de respeto y el nivel del discurso en la política estadounidense, en este momento les va a parecer normal a ellos. Los jóvenes que están votando ahora, con 18 años, lo verán como algo totalmente normal: que la política no tenga integridad, que los políticos mientan, que no haya empatía. Y todos necesitamos recordar que, cuando ignoras lo que sucede en una parte del mundo, no pasará mucho tiempo hasta que esté también en tu lado”. La normalización de lo monstruoso, me comentó un amigo. Sí, así lo creo.
Aquellas palabras de John Lennon (este 9 de octubre cumpliría 85 años): “Démosle una oportunidad a la paz”, hoy son olvidadas, anuladas por la cruel realidad. Quien tenga oídos… pero hoy sólo escuchamos lo que nos conviene. Es más, ni nos acongoja y nos tiene sin cuidado, claro, hasta que nos suceda.
Vivimos, sobrevivimos sumergidos en distopías -así, en plural, porque no sabemos lo que viene. Atrás quedó la Utopía. Aunque aún tenemos que luchar por su realización, en medio de un desierto, venciendo alucinaciones, espejismos, para encontrar ese oasis de paz que muchos, ¿todos?, queremos, añoramos.
(No seamos ingenuos, la guerra deja mucho dinero para unos cuantos, es un gran negocio, igual que el narcotráfico y etcétera).
La verdad, sólo veo un mundo que se va a pique. Lucho por pensar y sentir lo contrario. Pero parece que nos dedicamos a dejar aflorar nuestras frustraciones, nuestra insensatez, nuestra soberbia, lo peor que sembramos en nuestro interior y, tan luego, lo vomitamos sobre los demás. Al carajo la misericordia, la humildad, la sonrisa, el saludo, el abrazo sinceros, cariñosos, respetuosos. Ya no hablemos del apoyo moral, material o con lo que se pueda. Hoy manda el poder y el dinero -siempre, pero ahora los traemos colgados al cuello, cual prenda brillante. Y con ello, sin duda, la mentira y la simulación, la hipocresía y un extenso etcétera.
A veces se oye bonito lo que dicen, prometen, proponen nuestros gobernantes, políticos y autoridades. Siendo sincero, con toda sinceridad, les comentó que empecé a leer la novela Las Gratitudes, de Delphine de Vigan. Empieza así:
“¡Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias? Gracias por la sal, por la puerta, por la información.
Gracias por el cambio, por el pan, por el paquete de tabaco.
Unas gracias de cortesía, de conveniencia, automáticas, mecánicas. Casi huecas.
A veces tácitas.
A veces demasiado enfáticas: Gracias a ti. Gracias por todo. Infinitas gracias.
Gracias de verdad.
Unas gracias profesionales: gracias por su respuesta, por su atención, por su colaboración.
¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras, la expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.
¿A quién?
¿Al profesor que os abrió la puerta al mundo de los libros? ¿Al joven que intervino cuando os agredieron en la calle? ¿Al médico que os salvó la vida?
¿A la vida misma?”
Regreso. Encontrar, mínimo, un oasis de la paz parece casi imposible, al menos para la mayoría de la humanidad. Porque privilegios hay.
Repito: hoy es sumamente, totalmente, absolutamente imprescindible el poder y el dinero, porque de ahí se desprende, ya lo saben, “un mundo feliz y en paz”. ¿O no?
Dice Trump: “Mucho más que incluso el dinero que obtenemos, que son esencialmente billones de dólares, lo que es mucho más importante de los aranceles es que te da un camino tremendo hacia la paz y la salvación de millones de vidas, simplemente millones y millones”. Aja.
Poder y dinero, ahí nomás.
Los días y los temas
La presidenta del INE, Guadalupe Taddei, luego de llamar a debatir el “costo de la democracia”, invitó a los integrantes de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral y a los legisladores a que vean los procesos electorales “no como un costo aislado, sino como una inversión”. Ta’ güeno. ¿Y cuánto nos cuestan los partidos políticos, gobernantes, autoridades y anexas?
Mientras, el diputado federal de Morena, Hugo Eric Flores Cervantes, afirmó que el crimen organizado controla el 70% del territorio nacional. Señaló: “El crimen organizado pone a los presidentes municipales. Los narcos pasaron de financiar a poner ellos mismos a los gobernantes… ellos son los gobernantes”.
Entonces, ¿de qué se trata?
De cinismo y anexas
Quedo sorprendido al enterarme que Mabel Millán es fiscal e instrumentista. Trabaja en los juzgados de la provincia de Cádiz; a la par, toca la guitarra clásica, publica discos y hace giras por medio mundo. Cuenta con “más de cuarenta galardones, entre los que destacan un Grammy Latino obtenido en 2017 y un premio Intercontinental Music Awards el pasado mes de agosto en la ciudad de Los Ángeles a la mejor instrumentista del planeta”.
Ella expresó: “Soy fiscal para mejorar la vida de la gente y toco la guitarra para poner los pelos de punta al público”.
Y chequen: “… en medio de la convicción de que aquello que te gusta se te da, no sólo bien, sino excepcionalmente bien (lo que casi nunca sucede en realidad) llegó como otro huracán el gusto por lo justo, por el Derecho y la Ley. Estudié Derecho, oposiciones y en las prácticas que realicé en Barcelona supe que me encantaría ser Juez y fiscal para tratar de mejorar y hacer la vida más justa a las personas”. (cadenaser.com, 08/10:2025).
Sí, gusto por lo justo. Grábenselo mis magistrados, ministros, jueces y demás. Vaya, para qué le pedimos que les guste el arte y menos que lo practiquen. Para eso hace falta seso y humanidad.
Hasta la próxima.