jueves, 1 de agosto de 2019

1959 AÑO DE LUTO NACIONAL
EN LA CULTURA. (I)

“La raza cósmica.”
Por Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En el año 1959 murieron cinco mexicanos ilustres, sus nombres representan el pináculo de la cultura nacional, todos ellos fueron intelectuales reconocidos, pero también tuvieron enorme influencia en la vida pública de México, estos egregios personajes son José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Genaro Fernández Macgregor, Narciso Bassols, y Samuel Ramos. A pesar de que fueron Rectores, Secretarios de Educación, diplomáticos, políticos, todos tienen una amplia obra publicada e iniciamos el presente mes conmemorativo con el gran filósofo y Maestro de la Juventud de América José Vasconcelos.
José Vasconcelos es una figura controversial del siglo XX mexicano, vastos son sus méritos y por supuesto que tuvo muchas actitudes cuestionables, sin embargo, el México moderno mucho tiene que agradecerle y reconocerle a Vasconcelos, este insigne mexicano fue creador de instituciones, férreo crítico, diseñó en gran medida el sistema educativo que con todas sus reformas acertadas y fallidas sigue vigente, llegó a ser Candidato a la Presidencia de la República, no obstante, Vasconcelos ante todo fue un filósofo, un hombre cultísimo, un escritor de cepa, sus memorias integradas por: “Ulises criollo, La tormenta, El desastre y El proconsulado”, son de lecturas canónicas, “Ulises criollo” es considerada su obra maestra, y en este ocasión presentamos su obra titulada: “La raza cósmica.”
En esta enigmática obra publicada en 1925 el autor nos presenta su utopía, es importante puntualizar que estamos ante el género ensayístico y si bien hoy la postura central de lo que propone Vasconcelos nos puede parecer irrisorio, absurdo, e incluso podría pensarse que la lectura no es indispensable por las ideas descabelladas que se plantean, desde una opinión personal la lectura va más allá del absurdo central y me propondré comentar sobre este punto.
El planteamiento central del Maestro Vasconcelos consiste en que en la historia del hombre han existido cuatro tipos de razas, la roja, la negra, la amarilla y la blanca. Esta última raza es la que actualmente domina, es la raza sajona, es decir, ingleses y particularmente el imperio poderoso de los Estados Unidos, para Vasconcelos a esta raza dominante pronto le llegará su final y se levantará la quinta raza que por fin será la predominante, esta raza será producto de la unión de las diversas razas, pero estará compuesta principalmente por los pueblos latinos y particularmente los pueblos latinoamericanos, por ello el nuevo mundo será dominado por nuestra raza y en el gran rio brasileño el Amazonas, se levantará Universópolis, ciudad central donde habitará la quinta raza que prevalecerá para bien de la humanidad:
“Naturalmente, la quinta raza no pretenderá excluir a los blancos como no se propone excluir a ninguno de los demás pueblos; precisamente, la norma de su formación es el aprovechamiento de todas las capacidades para mayor integración de poder. No es una guerra contra los blancos nuestra mira, pero si una guerra contra toda clase de predominio violento, lo mismo del blanco que en su caso del amarillo. Los mismos blancos, descontentos del materialismo y de la injusticia social en que ha caído su raza, la cuarta raza, vendrán a nosotros para ayudar en la conquista de la libertad.”
Desconozco como fue recibido este ensayo allá por 1925, recordemos el tema racial que se vivió en la segunda guerra mundial, es indudable que lo planteado por Vasconcelos hoy parecería un pensamiento incoherente, irracional, disparatado, y considero que en parte lo es, empero, hay reflexiones de enorme valor en el libro que logran hacer de su lectura un documento valioso, y un tema recurrente que ha vivido nuestro continente y en especial los mexicanos es la enorme desunión interna, para Vasconcelos la división, la envidia y rivalidad interna es el origen de muchos males:
“En la historia, los siglos suelen ser como días; nada tiene de extraño que no acabemos todavía de salir de la impresión de la derrota. Atravesamos épocas de desaliento, seguimos perdiendo, no sólo en soberanía geográfica, sino también en poderío moral. Lejos de sentirnos unidos frente al desastre, la voluntad se nos dispersa en pequeños y vanos fines. La derrota nos ha traído la confusión de valores y los conceptos; la diplomacia de los vencedores nos engaña después de vencernos; el comercio nos conquista con sus pequeñas ventajas. Despojados de la antigua grandeza, nos ufanamos de un patriotismo exclusivamente nacional, y ni siquiera advertimos los peligros que amenazan a nuestra raza en conjunto. Nos negamos los unos a los otros. La derrota nos ha envilecido a tal punto, que, sin darnos cuenta, servimos a los fines de la política enemiga, de batirnos en detalle, de ofrecer ventajas particulares a cada uno de nuestros hermanos, mientras al otro se le sacrifica en intereses vitales. No sólo nos derrotaron en el combate, ideológicamente también nos siguen venciendo. Nos ufanamos, cada uno, de nuestro humilde trapo, que dice ilusión vana, y ni siquiera nos ruboriza el hecho de nuestra discordia delante de la fuerte unión norteamericana. No advertimos el contraste de la unidad sajona frente a la anarquía y soledad de los escudos iberoamericanos.”
Por lo antes transcrito José Vasconcelos hacía un llamado a la unidad racial continental, en este magistral ensayo desecha la teoría de la evolución de Darwin, quien presenta al hombre blanco como el momento sublime de la evolución humana, por eso el indio y el hombre negro en la cultura sajona fue exterminado, porque para Darwin el hombre negro se encuentra más cercano al mono que al hombre, por lo tanto, cruzarlo con la raza blanca equivaldría a ensuciarlo.
Todas estas posturas son interesantemente discutidas en el ensayo, que, si bien carece de vigencia, actualidad, es un ensayo erudito en cuanto a estudios de razas, teorías científicas, hechos históricos, un ensayo que enseña la amplia cultura de un mexicano universal, erudito, amado y criticado, un intelectual con defectos y virtudes, pero comprometido con su época, con sus circunstancias.