BITÁCORA
La historia del chantaje de los regidores de Orizaba y el whisky Etiqueta Azul en el Ayuntamiento.
Por Miguel Ángel Cristiani.
Orizaba es, sin duda, de los mejores municipios de Veracruz, y quien lo niegue es porque no lo conoce o no lo quiere reconocer.
Hay inversión, obra pública, turismo que llega en camiones todos los días, servicios eficientes, calles sin baches, limpieza total, un eficiente servicio de limpia pública, así como cuerpo de policía efectivo apoyado por un C5, único en el estado.
Es decir, hay dinero en las arcas municipales.
Y eso mismo ha despertado la codicia y la ambición de más de cinco, que quieren regresar al pasado y llevar a sus bolsillos una gran tajada de ese pastel que es el erario orizabeño.
Los más hambrientos, perdón, interesados en el erario son los regidores del Partido del Trabajo, Francisco Valdivia Ruiz; de Morena, José Francisco Aguilar, y la panista Ana Teresa Herrera, respaldados ampliamente por la manipulada síndica Araceli Reyes Abarca, esposa del empresario radiofónico venido a menos, Alonso Domínguez Ferráez (¿le suena este apellido?), quien se ostenta como dueño del Partido Verde en Veracruz.
Resulta que de un día para otro, estos personajes se convirtieron en paladines de la transparencia presupuestal; se pusieron casco y botas para emprender una “supervisión de obras” en todo el municipio, y pontifican en los medios orizabeños que todo está mal, mientras preparan la guillotina para cortar cabezas.
Con sus “amplios conocimientos” en ingeniería, arquitectura y administración, estos regidores orizabeños pretenden aplicar una “manita de puerco” al alcalde Igor Rojí para que éste les apruebe un aumento de sueldo de 50,000 a 100,000 pesos mensuales.
“Porque hay dinero y nos lo merecemos”, dice en corto Valdivia a los suyos.
Para que usted, estimado lector, tenga el contexto, un regidor de Orizaba gana 50,000 pesos al mes, pero a los actuales regidores eso es insuficiente. No les alcanza. Por eso quieren aumento de sueldo al 100%.
La historia de este chantaje no tiene pierde: comenzó en noviembre del año pasado cuando el regidor de Morena José Francisco Aguilar Ramírez, tuvo la ocurrencia de retirar la estatua del general Porfirio Díaz que se encuentra en la Plaza Bicentenario.
“La estatua se queda si hay aumento de sueldo”, fue palabras más, palabras menos, el amago.
El regidor de Morena, más conocido por su severo problema con el alcohol que por sus logros en el cabildo orizabeño, perdió la votación final; la estatua se quedó en su lugar y él sin aumento.
Hace unas semanas, los regidores volvieron a la carga cuando le negaron al alcalde Rojí la venta de un terreno municipal para financiar uno de los proyectos estrella de esa administración: el Planetario de Orizaba (y que sería el único de Veracruz).
¿La razón? La misma: aumento de sueldo = Planetario.
El alcalde se negó. Gastar 7,200,000 mil pesos anuales por cinco regidores y una síndica es demasiado dinero para cualquier ayuntamiento veracruzano, aún cuando tenga dinero.
Sin embargo, llegó la festividad del 160 Aniversario del Registro Civil en Veracruz, que el Gobierno del Estado organizó en Orizaba (porque hay dinero) la semana pasada y, con ello, la obligada recepción para el gobernador y su comitiva.
Uno de los “invitados” fue el diputado Nahúm Álvarez Pellico, el oriundo de Ixtaczoquitlán que sueña con ser alcalde de Orizaba y del que ya hemos dado cuenta en esta columna.
Pellico, fiel a su comportamiento de “nuevo rico”, se sentó lo más cerca que pudo del gobernador –obvio, para que lo viera porque no mantiene buena relación con el mandatario-, y quiso hacer gala de sus dotes como amplio conocedor de los buenos alcoholes.
Jaló a su compañero de partido –y del mismo dolor-, José Francisco Aguilar y cuando le ofrecieron una bebida para el “pueblo bueno” (Etiqueta Roja) se horrorizó de que… ¡No era Etiqueta Azul!
“Yo no voy a tomar porquerías”, maulló el diputado. Se levantó, sacó su cartera Scappino comprada en Liverpool, tomó dinero (5000 pesos, cash) y ordenó a un mesero que le fuera a comprar su costosa botella al Prissa. Pero la organización del convite le mandó a decir que no. Que nadie saldría por nada, que tomara de lo que había y que se servían copas para degustar y como cortesía, no para agarrar la fiesta.
Encabritado, rabió y pataleó porque su garganta le exigía Etiqueta Azul a la de ya. Amenazó nuevamente con juicio político a Rojí si no le ponían un Etiqueta Azul y cuando los orizabeños vieron que el nuevo rico estaba hablando en serio, apareció milagrosamente la botella de marras que apaciguó la ira de tan fino representante popular.
Ahora grita a través de sus testaferros en los medios xalapeños que “el Ayuntamiento de Orizaba se convirtió en una cantina”. Pero lo que no dice es quién le tomó la foto que circuló en minutos en redes sociales.
Él sabe quién lo exhibió en redes: el diputado Álvarez Pellico se sentó ¡con sus amigos! Y uno de ellos le tomó esa foto, evidentemente. ¿Verdad, regidor?
Cuando este emulo de duque inglés se vio en redes sociales con su costosa botella, se levantó indignado, mentando madres y acusando a Rojí de que “no había condiciones de seguridad” (así como lo lee), por lo que se retiró del Ayuntamiento… Y se llevó su botella de Etiqueta Azul a un espacio más íntimo.
La afrenta al diputado morenista sirvió de buen pretexto para que ahora los regidores orizabeños José Francisco Aguilar, Valdivia Ruiz y Teresa Herrera, más los que se sumen esta semana, para comenzar a revisar obras y todo lo que sea revisable a fin de doblegar a Rojí y, por fin, cobrar 100,000 pesos al mes, pues ya viene El Buen Fin y el aguinaldo, que será de 45 días de salario para los regidores. Nada mal para estos principiantes.
Como puede ver, estimado lector, la austeridad de Morena es puro choro.
En Orizaba, la gente está acostumbrada a ver su dinero invertido en la ciudad, no pagando sueldos de farsantes que juraron que la corrupción se acabaría con ellos en el poder.
Si los regidores orizabeños quieren ser buenos jueces, deberían por empezar por transparentar tooodos sus gastos, a pagar de su buen sueldo a sus asistentes que están en la nómina municipal, por pagar los préstamos que solicitaron y por servir a Orizaba, no a sus bolsillos.