POR JOSE SANTA ROSA SOSA MEZA.
El
presidente municipal, Raúl Alberto Ruiz Díaz, ha anunciado que su
administración cuenta con un presupuesto autorizado de 75 millones de pesos
para realizar en este año, aproximadamente 120 obras, entre pavimentaciones,
construcción de aulas escolares y puentes, así como la rehabilitación de
caminos en la zona rural.
Miguel Aizcorbe Salicrup, director de Obras del
municipio explicó que se está a la espera de la normatividad que establecen el
ORFIS y la SEDESOL para llevar a cabo la distribución de los recursos tomando
en cuenta a las colonias urbanas y comunidades del medio rural con mayor rezago
social, de manera que la atención se concentre en dónde más se necesite.
Esta
seria una magnifica oportunidad para que la autoridad municipal echara una
mirada de compasión hacia el sector de las personas con capacidades diferentes,
quienes son “ninguneadas” no sólo por las autoridades, sino por otros sujetos
de la sociedad, principalmente automovilistas que no respetan los espacios
destinados a los discapacitados.
Con
respecto a las autoridades del municipio la discriminación consiste en que
tienen vedado el acceso al palacio municipal, aunque es verdad que cuando se
construyó el edificio se hicieron unas estrechas rampas que constituyen un
peligro, ya que no cuentan con pasamanos ni ninguna protección y eso por la
parte trasera del inmueble, sin embargo la entrada principal que dá a la
avenida Juárez ignora a las personas con capacidades diferentes pues la
escalinata que existe no cuenta con los indispensables pasamanos ni rampas para
ingresar en silla de ruedas, lo que pone en peligro a personas ancianas o a
señoras que suben con niños en brazos para acceder al registro civil o a otras
dependencias del ayuntamiento.
Es
muy importante y necesario que el alcalde municipal, Raúl Alberto Ruiz Díaz,
tome en cuenta esta situación ordenando lo necesario en nombre del sentido
común y de los derechos humanos para que la equidad también aplique en
beneficio y reconocimiento de las personas con capacidades diferentes que
además también cumplen con sus obligaciones ciudadanas contribuyendo con el
pago de sus impuestos correspondientes y por lo tanto exigen un trato
equitativo dentro del entorno social y humano que se les debe otorgar.
CIUDADES DE PRIMER NIVEL.
Como lo ha dicho
el Gobernador Javier Duarte de Ochoa, “en nombre de la nueva política de
desarrollo urbano”, todas las ciudades importantes de Veracruz, tienen derecho
a aspirar a ser consideradas “de primer nivel”, lamentablemente sólo unas
cuantas podrían construir un mejor crecimiento y con más orden, como sí pueden
Veracruz y Xalapa, por ejemplo.
Se
puede afirmar que de los 212 municipios veracruzanos, la mayoría cuentan con
presupuestos raquíticos, que no pueden soportar ni siquiera el pago de la
nómina municipal, menos construir obras mayores, como la rehabilitación de
caminos rurales, obras de introducción de drenajes o pavimentación de calles,
por lo que esos pueblos viven en el subdesarrollo y casi siempre sin el
suficiente apoyo oficial sin poder superar el deprimente rezago social y
todavía con cabildos integrados por personas ignorantes que lo que más quieren
es mejorar su propia situación y por eso llegan a delinquir apropiándose de los
pobres recursos municipales.
Otros
municipios importantes, con presupuestos aparentemente solventes, como Tuxpan y
Poza Rica por citar los más destacados del norte, sufren también con grandes
rezagos, especialmente en la prestación de servicios, no sólo a las comunidades
rurales, sino hasta los que son propios de las zona s urbanas, como son agua
potable, drenajes, alumbrado público y pavimentación de calles, así como la
salud y la educación.
Veamos sólo un ejemplo evidente: nuestra ciudad de
Tuxpan; pujante y con un desarrollo comercial y económico, además de turístico
y portuario, carece de recursos propios para contar con un alumbrado eficiente,
tanto que al caer la noche la ciudad está en penumbras pues se requieren
recursos multimillonarios para mejorar este importante servicio. Tampoco puede
rehabilitar un tramo como de cuatro kilómetros del libramiento de la ciudad, el cual está convertido en un
camino de herradura porque ni la federación ni el estado han cumplido con
aportar el presupuesto ya aprobado desde
hace años y se la pasan aplazando una y otra vez esta obra, que por ahora, es
una vergüenza para propios y un tormento para el tráfico ligero y pesado que a
fuerzas tiene que transitar por ese deprimente camino, que a estas horas
debería ser un bello bulevar, con servicios urbanísticos de primera, como está
proyectado y aprobado oficialmente.