miércoles, 19 de abril de 2017


Javier Duarte rechaza entregarse a México e iniciará el proceso de extradición en Guatemala

 *El exgobernador comenzará en los tribunales guatemaltecos
 un trámite que puede durar entre cuatro meses y un año


189 días de silencio llegaron a su fin este miércoles. Javier Duarte, el exgobernador de Veracruz, ha encarado a un tribunal por primera vez desde que se dio a la fuga en octubre pasado. El político expulsado por el Partido Revolucionario Institucional escuchó de la voz de los fiscales guatemaltecos los delitos por los que México lo reclama: delincuencia organizada y lavado de dinero.
El exmandatario negó entregarse a las autoridades mexicanas en su primera audiencia, pero dejó la puerta abierta para hacerlo durante el trámite legal, que inicia hoy y puede extenderse de cuatro meses hasta un año. “No puedo allanarme hasta que llegue la solicitud formal de extradición y que sea evaluada por mi defensoría. Esto no quiere decir que no lo vaya a hacer”, dijo Duarte. El Gobierno de Enrique Peña Nieto tiene desde 60 días a partir de hoy para presentar su solicitud formal y reclamar al prófugo.
Duarte llegó al mediodía a las instalaciones del Quinto Tribunal de sentencia penal. Recorrió cuatro cuadras desde el Fuerte San Rafael de Matamoros en un vehículo blindado. Fue hasta que se abrieron las puertas de la camioneta que el político se dio cuenta de la expectativa que su caso despierta en México. Un enjambre de periodistas lo rodeó inmediatamente y no lo dejó un solo segundo hasta que entró a la sala de audiencias. La nube de reporteros le gritaba preguntas que cualquier mexicano pudo haberle hecho a quien se ha convertido en emblema de la corrupción política:
-“¿Tienes remordimientos?”
-“¿Sabes lo que te espera?”
-“¿Qué tienes que decirle a los veracruzanos?”
El exgobernador se mantuvo en silencio ante las increpaciones. Caminó en el centro de la turba con el rostro serio, duro. El acusado, rodeado por policías guatemaltecos, iba vestido con una camisa a cuadros y con un chaleco de kevlar. Estaba esposado. Al sentarse frente a los tres jueces confirmó llamarse Javier Duarte de Ochoa, tener 43 años y ser exfuncionario público y ostentar un doctorado en Economía.
El proceso que siguió a este formalismo dibujó el camino de lo que le espera a Duarte una vez que sea entregado a México. El acusado estaba sentado en una silla, encarando a los jueces del tribunal. A su izquierda dos abogados de oficio y su letrado particular, Pablo Campuzano. A su derecha, los fiscales. Uno de ellos leyó la larga acusación elaborada por el Gobierno mexicano que describe la sofisticada red de lavado de dinero que Duarte construyó para desviar dinero público.(El PAÍS)