Que el conocimiento nos
salve del abismo
Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com
Vivimos sobre trazos de historia, caminos previamente
recorridos por ilustres personajes, descubrimos novedades dónde otros ya trazaron
rutas de investigación. Hay un viejo refrán que dice que no hay nada nuevo bajo
el sol, y quizás sea cierto, no habrá novedades, pero si diferencias, etapas
diversas que han borrado muchas huellas, dejando algunas a su paso para
guiarnos de vez en vez y recordarnos la inmensidad del mundo y la infinidad del
conocimiento.
Caminamos sobre vestigios de dolor, de felicidad, de
otras culturas y sólo conocemos una ínfima parte de lo que alguna vez ocurrió
bajo nuestros pies, nos preocupamos infinitamente por el mañana y creemos que
no tiene caso mirar hacia atrás porque hemos creído erróneamente que el pasado
sólo sirve para aferrarse, salvo contadas excepciones olvidamos la historia,
los eventos políticos ocurridos antaño que hoy podrían esclarecernos algunas
dudas, las decisiones del pasado que nos empeñamos en repetir al presente, en
un afán de borrar la memoria quizás consideramos que después de tantos intentos
fallidos al menos una vez tendremos algún resultado favorecedor distinto.
Son tiempos difíciles, tan difíciles como en su momento
pudo serlo la ilustración, la independencia y el holocausto, ahora nos resulta
aún más complicado entender el entorno porque nos perdemos, tenemos tantos
datos que nada nos parece certero, nos atrevemos a ser jueces y enaltecer
banderas que ni siquiera comprendemos. En medio de un mundo globalizado nos
sentimos Estadounidenses, Franceses y de cualquier nación que conozcamos
fácilmente en el mapa, pero ¿Siria? Escuchamos el nombre todos los días,
sabemos de atrocidades en ese rincón del globo terráqueo, pero desconocemos su
cultura, sus costumbres y por ende nadie dice #TodosSomosSiria, nadie dice
#TodosSomosVenezuela porque seamos honestos, hace mucho que nos dejamos de
preocupar por América Latina.
Revisamos una lista infinita de notificaciones, esperando
que la mayoría sea un like o comentario positivo, nos cercioramos de que no
disminuya el número de seguidores y compartimos conmocionados las imágenes de
múltiples tragedias, todas nos duelen pero seguimos sin hacer nada. ¿Cómo
íbamos a ayudar a alguien tan lejos si no hemos sido capaces de ayudar a
nuestra propia gente? Probablemente no lo hicimos por falta de información,
porque nos limitamos a creer que el narcotráfico es “El señor de los cielos” y
la falta de criterio ha hecho que incluso nos creamos el cuento de que la culpa
es de Netflix, de internet o cualquier medio moderno de distribución masiva,
pero no señores. Los productores están en todo su derecho de crear telenovelas
baratas, hacer historias de ficción o sátiras de nuestro gobierno. Es nuestra
responsabilidad saber discernir entre los contenidos, ¿no exigíamos variedad en
nuestros derechos como audiencia?, si en un vasto mundo de contenidos sólo
puedo ver el mismo modelo de series, ¿la culpa es mía o del sistema?
Ya no hay excusas para el desconocimiento, las habrá aún
para el discernimiento pero confío en que poco a poco si nos impulsamos a ir
más allá de lo que nos digan los demás, podremos vislumbrar panoramas menos
egoístas, con mejor educación las decisiones se vuelven fáciles, si
entendiéramos cada cultura resultaría más difícil buscar su destrucción. Que
esta temporada de vacaciones sirva para conocer algo o alguien nuevo, buscar
abrir nuestros panoramas, ser empáticos y comprender en la medida de lo posible
a los demás, sólo el conocimiento nos puede salvar del abismo.