Números Rojos
Por Brenda Caballero
“Yo no sufro de locura… la disfruto a cada minuto”
Les Luthiers
¡Es un mantra! Fue
mi primera frase al escuchar las palabras que dijo Javier Duarte al término de
su tercera audiencia en Guatemala: “Paciencia, prudencia, verbal contingencia… dominio
de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia”.
De inmediato salí
de mi error, pues en un portal español de noticias refirió que se trataba de un
dicho popular de Sevilla que fue usado por Antonio Burgos para abc.es, en un
artículo llamado “El evangelio según San Tiago Montoto”. Allí escribe el origen
del nombre de una calle llamada Evangelista, pues según “Eusebio León la frase
del escritor y abogado español Don Santiago Montoto condensa el chaleco
salvavidas necesario para navegar por la ciudad de la Guasa sin que te lleve la
marea: En Sevilla, hay que tener
paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y
presencia y ausencia según conveniencia” ¡Eso es el Evangelio! ¡Gloria a ti
que lo has descubierto!” Ojo, tomemos este artículo como guasa, pues hubo una
gran confusión y a la fecha algunos portales de noticias lo siguen tomando como
un evangelio no incluido en la Biblia hasta del año 150.
También se cuenta que
el dicho lo utilizan en la actualidad para salir bien librados de algún
comentario incómodo o del que no se tiene una respuesta certera.
Aunque Javier
Duarte no lo utilizó así, al contrario necesitaba hablar, declarar, como
propiamente lo dijo a los medios. Tanta era la urgencia de llamar la atención que
hasta distorsionó la frase y en lugar de “continencia” dijo “contingencia”.
Realmente no pudo contenerse... ¡y abrió la boca!
Pero ¿Por qué ahora
la urgencia de Javier Duarte de hacer declaraciones a diferencia de cuando
llegó a la Audiencia en la que no quiso hacerlas?
Durante la
audiencia, cuando le fueron leídos los delitos federales de delincuencia
organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, así como sus
documentales probatorios, en varias ocasiones movía la cabeza en señal de
negación y malestar. En esta ocasión estuvo más serio y hasta pensativo, a
diferencia de la segunda audiencia en donde se le vio totalmente sonriente y
burlón… un Javier Duarte que desquició a todo el mundo con su felicidad… con su
locura.
Y es que sin
querer, articulistas, líderes de opinión, periodistas, psicólogos, analistas,
están diciendo cada vez más que Javier Duarte de Ochoa está loco y hasta
desequilibrado.
Al consultar la
definición de Locura en el diccionario de la Real Academia Española,
encontramos lo siguiente: “1. Privación del juicio o del uso de la razón. 2. Acción
inconsiderada o gran desacierto. 3. Acción
que, por su carácter anómalo, causa sorpresa. 4. Exaltación del ánimo o de los
ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo.
Al ver las
definiciones podríamos concluir que la o las conductas de Javier Duarte
encuadran en algunas de ellas. Pero ¿está loco o se hace? ¿o acaso quiere
hacernos creer poco a poco eso?
Estas preguntas me
recuerdan la primera parte de la frase de Jalil Gibrán: “Y en mi locura
encontré la libertad…” ¿Será ésta la estrategia de Javier Duarte para purgar
una condena corta con las comodidades de un hospital privado?
@NumerosRojos_BC