EL MAGO SE ESFUMÓ, PERO SU
MAGIA PERMANECE (II).
“Sergio
Pitol, El Mago de Viena.”
Mtro.
José Miguel Naranjo Ramírez.
“El Mago de Viena” es el libro de Sergio
Pitol que concluye la serie literaria conocida como: “El tríptico de la memoria”, integrada por “El Arte de la Fuga” y “El
Viaje”. La obra fue publicada en el año 2005, e inmediatamente tuvo una
gran recepción por la crítica literaria. Los libros que conforman el tríptico
tienen las características que por lo menos en lengua española forman parte de
un nuevo género literario, en el libro transitaremos de leer un ensayo a una
crónica, y de momento estaremos situados en un relato, en la historia de un
viaje o leyendo una crítica literaria sobre Hamlet,
Los Papeles de Aspern, Cartas Cruzadas, El Corazón de las Tinieblas. En
esta obra podremos encontrar mezclados una rica variedad de géneros literarios
En
“El Mago de Viena” hay para todos los
gustos, Sergio Pitol en esta obra nos presenta a una gran cantidad de autores,
algunos celebérrimos y conocidos universalmente, y otros desde la experiencia
personal de la lectura, resultaron ser una agradable novedad. Pitol nos lleva a
un recorrido por el universo de sus lecturas, narra su encuentro con los
cuentos que escribió Jorge Luis Borges, siendo para Pitol cuentos perfectos,
entre ellos: “El Jardín de senderos que
se bifurca, Hombre de la esquina rosada, La casa de Asterión,”
El
Maestro Pitol afirma que la auténtica lectura es la relectura, siempre
regresaremos a un clásico y siempre nos encontraremos con algo nuevo, confiesa
que después de haber releído a Hamlet, se interpreta y penetra de forma
diferente en el texto y en el personaje:
“En Hamlet se barajan muchos asuntos:
política, poder y moral, debates sobre la unidad de la teoría y la práctica,
sobre la finalidad suprema y el sentido de la vida; hay una tragedia amorosa,
familiar, estatal, filosófica, escatológica, y metafísica. Hay de todo, hasta
estética teatral. Además, la tragedia contiene un sobrecogedor estudio
psicológico, un argumento sangriento, un duelo, una gran carnicería. Uno puede
elegir a su gusto el tema que le interese.”
Fiel
a su amor y pasión por la literatura inglesa y rusa, Pitol dedica varias páginas
a autores como Henry James, Nicolai Gogol, nos acerca a importantes autores de
lengua alemana entre ellos Herman Broch, Walter Benjamín, Thomas Mann, pero el
Maestro también realiza un enorme recorrido por la literatura hispanoamericana,
dedicando varias páginas a su íntimo amigo Enrique Vilas-Matas, sus viajes,
lecturas, convivencias, la enorme felicidad que sintió Pitol cuando Vilas-Matas
fue reconocido con el Premio Rómulo Gallegos:
“El Premio Rómulo Gallegos eligió El viaje
vertical, una novela a primera vista convencional, pero que a partir de un
momento demostraría ser todo lo contrario. Es su libro más enigmático; una
historia de equivocaciones, aunque no sepamos exactamente cuáles. Cada vez que
se acerca al realismo tenemos la sensación de que su autor juega con dinamita.
El viaje vertical prestigia al premio venezolano, muy cerca en el tiempo,
Vilas-Matas escribió y publicó otras dos obras memorables: Bartleby y compañía,
a mi ver el más perfecto de todos sus libros, una absoluta obra maestra, y uno
más de crónicas, ensayos breves, apuntes: Desde la ciudad nerviosa, que
constituyen un tríptico absolutamente impar en las literaturas de habla
hispana.”
Dos
géneros que no podían faltar en el libro son las memorias y la autobiografía literaria,
Sergio Pitol manifiesta que su obra está compuesta principalmente en tres
etapas, la primera es a través de los cuentos que conforman el libro: “Infierno de todos”, donde el Maestro
señala que con estos textos buscó expulsar a muchos demonios que lo acompañaban
desde su infancia: “En esa primera etapa,
mi escritura tendía a la severidad. Los personajes de esas historias muestran
permanentemente un rictus trágico. Era un mundo carente de luz. Siempre creí
que esas narraciones eran un homenaje a mi niñez, a la vida rural, a mis
enfermedades iniciales, a mi neurastenia precoz y resulta que tal vez nunca
hubo nada de eso.”
La
segunda etapa cambia radicalmente, porque las obras se verán influidas en las
experiencias de los viajes de Pitol, quien siendo muy joven se fue a estudiar a
la ciudad de México y empezó a viajar por diversas ciudades del mundo, en 1961
emprendió un viaje a Europa que lo tendría viviendo en el viejo continente por
un periodo de casi treinta años:
“En este segundo periodo la escritura se
convierte en un continuo de circunstancias personales, recibe del entorno
inmediato las gratificaciones y también las migajas. Mis libros de cuentos y
mis dos primeras novelas son un espejo cierto de mis movimientos, una crónica
del corazón, un registro de mis lecturas, y el catálogo de mis curiosidades de
entonces.”
El
tercer aire literario del Maestro Pitol fue cuando escribió: “El Tríptico del Carnaval”, compuesto por
las novelas: “El desfile del amor (1984),
Domar a la divina garza (1988), y La vida conyugal (1991)”. La esencia
temática de estas novelas es la parodia, el relajo, y en este mismo libro “El Mago de Viena” explica el origen e
interpretación de las novelas mencionadas.
Y
finalmente llegamos a el “Tríptico de la
memoria”, considerada la cuarta etapa literaria del Maestro Sergio Pitol,
la cual escribió viviendo ya de manera permanente en la Ciudad de Xalapa,
Veracruz, Ciudad en la que vivió los últimos 25 años de su vida, y en la que
Pitol sabía que enfrentaría el sentimiento trágico de la vida que es morir,
porque en “El Mago de Viena” el
Maestro escribió:
“Cuando miro hacia atrás advierto resultados
más bien pobres. Los años vividos pierden cuerpo; el pasado me parece un manojo
de fotografías ajadas, amarillentas, abandonadas al interior de un mueble al
que nadie se acerca. En cuanto al presente, me encuentro a los setenta años y
resido en una ciudad donde nunca pensé vivir, pero en la que me siento
perfectamente, ajena de todo el marco cosmopolita que encuadró buena parte de
mi pasado. Eso ha desaparecido. Veo mi pasado como un conjunto de fragmentos de
sueños no del todo entendidos. Alea jacta est: Así pasan las cosas. Uno no
advierte el proceso que lo conduce a la vejez. Y un día, de repente, descubre
con estupor que el salto ya está dado. Mido el futuro por décadas y el
resultado es escalofriante: si bien me va, me quedan aún dos.”
El
final en la vida de Sergio Pitol ha llegado, pero como dice el poema de Antonio
Machado: “Todo pasa y todo queda”, y
nos ha quedado una obra viva y vibrante de un extraordinario mago literario
Correo
electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com