martes, 29 de julio de 2025

 


En la Universidad Veracruzana, Renovación o Continuismo

Por Ignacio Morales Lechuga

Cuna histórica de grandes mentes de Veracruz, de reconocidos pensadores, artistas y profesionales, la Universidad Veracruzana (UV) transita por un complejo proceso de renovación de su rectorado, que está provocando rechazo en importantes sectores de la academia y en realidad, de toda la comunidad universitaria y que ha derivado en la admisión de varias solicitudes de amparo ante el Poder Judicial de la Federación, en las que se cuestiona el fundamento y la motivación de la prórroga concedida por su Junta de Gobierno al actual titular.

El resultado de estas decisiones podrá definir un rumbo de renovación y un proyecto de rescate, o de continuismo y decadencia académica con un declive general agravado por una profunda crisis administrativa.

A quienes pudiera serles incómoda mi opinión, debo expresarles, como egresado de la Escuela Libre de Derecho, que es pública mi participación en la docencia y el análisis de la educación desde hace más de 50 años.

Yo seguiré defendiendo el derecho a una educación pública de excelencia, abierta, plural, crítica y transformadora y sujeta -por lo mismo— al escrutinio y a la reflexión que deben acompañar a toda institución educativa.

La ‘Libre’ ha hecho suya, desde su fundación hace 113 años, la divisa de la enseñanza autónoma en todas sus expresiones, no sólo académicas y docentes sino también administrativas.

De cara a mis paisanos veracruzanos, me atrevo a opinar que la UV tiene a su favor las libertades de expresión y de cátedra para formular sus planes de estudio, pero nada debería eximir a su actual Rector de su responsabilidad para actuar con transparencia y rendir cuentas, especialmente de cara a ciertos informes exhaustivos de naturaleza académica y administrativa, (algunos de su propia contraloría) y de auditorías internas y externas, cuyos resultados, realmente preocupantes, no han sido desmentidos, causando una clara alerta pública ante cualquier propósito personal reeleccionista, así sea disfrazada de “prórroga”.

El rechazo del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología, CONHACYT, a 27 planes de investigación y posgrado ofrecidos por la UV, considerados mediocres, sin objetivos claros ni solidez, hace evidente el fuerte desgaste académico de la Institución, que contradice sus fines y contrasta con su deber de acreditar capacidad y compromiso con el desarrollo profesional e intelectual de sus , pero también el de ser un factor de transformación para el estado de Veracruz.

Lo que se percibe, en cambio, es un elefante blanco burocrático más, que opera de espaldas a la realidad y a las necesidades sociales, absolutamente desfasado y ajeno a la realidad.

Mantener en lo administrativo un empleado por cada 4.7 estudiantes (entre 2022 y 2023 en proporción de 66, 679 estudiantes y 14, 585 empleados) no refleja eficiencia ni atención personalizada. Es la huella operativa de una burocracia monumental que consume gran parte de un presupuesto en gasto corriente. Como referencia, en otras universidades públicas como la de Nuevo León (con 206, 000 estudiantes matriculados y menos de 14, 000 empleados), la proporción es de un empleado por cada 14.7 estudiantes.

Es momento para hacer un análisis informado que impulse la reflexión de los universitarios y de los veracruzanos sobre un cambio en la UV, un nuevo rumbo que ofrezca reubicar al principal centro de estudios superiores de nuestro estado ante su enorme responsabilidad para enfrentar los retos de este siglo.

Sería lamentable pasar por alto los datos no refutados relativos a los gastos sin soporte, la deficiente e incompleta ejecución de proyectos, obras inconclusas, irregulares o ilegales adjudicaciones de contratos e incluso, acciones punibles “por posible daño patrimonial”.

En este proceso, también se han documentado y exhibido -sin respuesta alguna— diversas irregularidades financieras en una amplia gama: desde la existencia de cuentas por cobrar superiores a 39 millones de pesos, hasta la ausencia de estados de cuenta bancarios.

Tras un cuatrienio que la coloca en el escenario probable de una crisis sin fin, la reelección en la UV cercenaría la oportunidad de generar una visión estratégica sobre el papel de esta casa de estudios, antaño grandiosa y prestigiada, pero también sobre su aportación a la creación de valor y su presencia en las 5 regiones del estado, incluidas las zonas multiculturales e indígenas.

Un liderazgo distinto, nuevo y fresco, con valentía para asumir los retos de un necesario rescate, podría evitar que la propia UV, la sociedad y todo Veracruz sean simples espectadores pasivos de un declive injusto que puede evitarse.

La UV tiene un mandato constitucional para recibir el 4% del presupuesto estatal y el Rector ha abogado por la defensa de esa asignación: pero la asignación interna de estos fondos es un problema crítico y ha dado lugar a un ciclo en el que la falta de inversión perpetúa la inmovilidad y el burocratismo además de las consecuencias educativas y sociales del estancamiento y los retrocesos de esa importante institución.

Hay 75 programas de posgrado de la UV clasificados definitivamente por el CONHACYT como "No Elegibles". Más del 60% de la oferta de becas de posgrado ha sido retirada. Los estudiantes protestan ante la falta de información clara y oportuna sobre la clasificación vigente de las becas y los procesos de evaluación de solicitudes. Critican que las autoridades universitarias no presenten informen, no presenten alternativas, no ingenien iniciativas para resolver esta grave problemática, evidenciando la incapacidad de sus responsables para defender a la institución.

Aun si la UV participara formalmente y decididamente en iniciativas relacionadas la innovación, es notoria la ausencia de participación de las regiones y localidades para contribuir a la formación de capital humano; esta es una contradicción directa a los objetivos declarados de "Vinculaciones con los Sectores Productivos" que no justifica la “prórroga”.

Algunas comparaciones con otros centros de educación superior en materia de impulso educativo a la innovación y el emprendimiento revelan fuertes contrastes. El Tecnológico de Monterrey apoya más de 300 proyectos tecnológicos, y no se diga el Instituto Politécnico Nacional, priorizando sus programas de investigación a partir de su potencial tecnológico y el potencial de retribución al país.

Instituciones como la Universidad Galileo en Guatemala y la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina son reconocidas por sus enfoques en transferencia de tecnología y resolución de problemas sociales mediante la ingeniería y la innovación.

En cambio, la gran cantidad de programas afectados por los rechazos del CONAHCYT (75 equivalentes al 60 % de las becas solicitadas) subrayan la urgencia de generar respuestas distintas a las intentadas hasta hoy sin mejores resultados.

Aun si la Ley Orgánica y el Estatuto General de la UV permitieran la prórroga por una sola vez del mandato rectoral, las razones hacia un nuevo liderazgo que fomente el consenso y la participación, son más que claras y suficientes para corregir el rumbo universitario y asegurar legitimidad y consenso de quien ocupe la Rectoría, a quien esperan grandes retos y responsabilidades, lo que requiere de un amplio respaldo de la comunidad universitaria y de la propia sociedad veracruzana.

La UV demanda una transformación profunda para cumplir con su mandato. Veracruz merece y necesita una UV digna, transparente, eficiente y de excelencia académica. La oportunidad de transformarla está aquí y no debemos desaprovecharla.