¿Soy responsable?
Por Ruan Ángel Badillo Lagos
Los padres han formado a sus hijos con un profundo sentido de responsabilidad al decirles: “haz esto”, “no hagas aquello”, “evita esto orto”. Los enfrentaban a sus responsabilidades y vigilaban su cumplimiento. Según las circunstancias e intenciones, afinaban la conciencia de los hijos para que se sintieran orgullosos de sus logros. Con el ejemplo mostraban su compromiso con el bien y su rechazo a la irresponsabilidad. Los padres hacían de la existencia una oportunidad constante para ejercer la responsabilidad.
También es verdad que, al caer en una falta, los padres reconocían inmediatamente su error y rectificaban el camino. Un padre sabio y consciente asume con seriedad los gestos humanos, reconoce aciertos y flaquezas. A quienes viven en la ilusión se les debe situar frente a sus responsabilidades, con el propósito de que las confronten y decidan actuar con mayor compromiso. Siempre existe algo pendiente, algo inconcluso por atender.
Conviene detenerse a pensar sobre ¿cómo estoy en mis responsabilidades? Si aún hay asuntos pendientes por realizar, es necesario dirigir la mirada con más profundidad hacia cada compromiso, llámese de cualquier índole. Si alguien ha fallado en sus responsabilidades, todavía está a tiempo de corregir. No se trata de contar faltas, sino de atender las prioridades hasta lograr lo necesario.
Cada uno, desde su lugar y función, debe promover el bien común. Esta responsabilidad es inherente a la persona. Inicia en la atención a la familia, continúa en el trabajo y se extiende a la sociedad. Respetar al ser humano implica reconocer los derechos que se derivan de su dignidad. Así, la responsabilidad abarca diversos ámbitos, como el cuidado personal, el compromiso familiar y las obligaciones sociales y ambientales. Significa asumir las consecuencias de los actos, cumplir con los deberes y actuar con conciencia en cada aspecto de la vida. Entre estos actos se encuentran los siguientes:
Responsabilidad personal. Cada individuo es responsable de sus actos acciones y consecuencias. Esto incluye el cuidado de la salud física, mental y espiritual, así como el crecimiento personal.
Responsabilidad familiar. Los miembros de una familia tienen responsabilidades mutuas, ya sea cuidar de los hijos, apoyar a los padres ancianos y mantener relaciones basadas en el amor.
Responsabilidad social. Implica contribuir al bienestar colectivo. Esto se logra respetando las leyes, participando en la vida comunitaria y promoviendo los valores sociales como la justicia, la verdad y la paz.
Responsabilidad ambiental. Exige el uso de los recursos naturales de forma sostenible.
Responsabilidad con los más necesitados. Consiste en ayudar a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad, ya sea por motivos económicos, sociales o de salud.
Responsabilidad con Dios. Implica vivir de acuerdo con la fe y buscar una relación íntima con Él.
¡La responsabilidad es la cualidad de asumir las consecuencias de los actos y decisiones!