domingo, 12 de octubre de 2025

 


Tragedia por inundaciones desnuda la incompetencia del gobierno 

Por Héctor Yunes Landa

​​Veracruz vuelve a recibir un golpe brutal de la naturaleza. Las escenas que hemos visto en los últimos días sobre las inundaciones en las principales ciudades del norte del estado, desde Misantla hasta Pánuco, sólo son comparables al desastre natural que vivimos en octubre de 1999 a causa de una depresión tropical y el huracán Karl en septiembre de 2010.

Esta nueva tragedia causada por un atípico torrencial de lluvias ha desnudado la incompetencia del gobierno estatal en todas sus etapas.

Nunca hubo un alerta oportuna y adecuada, no se tomaron medidas preventivas de evacuación y albergue, no se reconocido la magnitud de las inundaciones y económico y, por supuesto, no hay una planeación y los recursos necesarios para lo que será una larga y tortuosa reconstrucción.

No se trató de un “leve desbordamiento” del río Cazones como suponía la gobernadora Nahle la mañana del jueves, sino del impacto de cuatro ríos fuera de sus cauces –Tecolutla, Cazones, Pantepec y Nautla- que provocaron graves afectaciones en medio centenar de municipios.

Hasta este sábado, la magnitud de las inundaciones en el norte de Veracruz ha dejado al menos 18 personas fallecidas y cerca de 600 mil habitantes en situación de emergencia, con familias evacuadas y otras aún atrapadas en sus viviendas tras el desbordamiento de varios ríos.

En sólo tres días, las lluvias intensas provocaron daños en miles de viviendas, decenas de carreteras, caminos ypuentes, además de empresas, comercios y la infraestructura urbana lo mismo en el corazón de ciudades como Poza Rica como en pequeños poblados de la sierra de Misantla. Pero la dimensión de la tragedia la conoceremos cuando el agua vuelva a su cauce.

El problema más grave es que el gobierno no se preparó para atender un desastre de esta magnitud. ¿De dónde van a sacar el dinero para la reconstrucción?

El gobierno federal no va a resolver esta crisis por dos razones: la primera es porque carece de recursos suficientes para atender emergencias y segundo, porque el presidente López Obrador, luego de desaparecer el Fonden, reformó la ley para que sean los estados los encargados de atender los costos de desastres naturales. ¿Acaso ya se les olvidó?

El Fideicomiso Público de Administración e Inversión de Protección Civil para la Atención de Desastres Naturales y otros siniestros del Estado de Veracruz, aprobado a raíz de esta reforma, cuenta con solo una bolsa de ¡64 millones de pesos!

Esa cantidad no alcanzará siquiera para restituir a las personas el patrimonio perdido. Menos para volver a levantar las ciudades, comunidades y reconstruir los caminos y carreteras que, incluso antes de las lluvias, ya eran una trampa mortal como lo he documentado en mis recorridos.

Si Veracruz quiere saber qué le espera en los próximos meses, basta recordar la tragedia ocurrida en Acapulco a causa del huracán “Otis” (2023), cuando el gobierno de López Obrador abandonó a las víctimas y dejó la recuperación del puerto en manos de sus habitantes.

Será la fuerza, la solidaridad y el trabajo de los veracruzanos lo que nos saque a flote, no la intervención de un gobierno sin dinero ni estrategia para atender el desastre.

La puntita

Mientras el gobierno del estado seguía esperando establecer un puente aéreo, un helicóptero llegó a la comunidad de Xaltipa en Ilamatlán. No fue ayuda del gobierno,

fueron los familiares que se encuentran en Estados Unidos quienes se movilizaron para rescatarlos.