viernes, 12 de diciembre de 2008

La Hermandad Ebrard-Peña Nieto
Por Ciro Gómez Leyva
Tuve la oportunidad de entrevistar en la semana a Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard. El mexiquense se sabe, se siente el personaje del 2008: así se mueve. El jefe de Gobierno del DF, en cambio, parece el agradecido sobreviviente de un naufragio que, sin embargo, cuenta las horas para zarpar de nuevo. Como sea, llegan al final del año como los personajes más atractivos para el 2009 y la carrera del 2012. Ambos lo saben. Muy bien.
Me llamó mucho la atención la deferencia con que se tratan. Parecen los padrinos de una Hermandad pasajera, pero obligada. Le pregunté a Peña Nieto que para cuándo veía el inevitable choque. Protestó, dijo que el hirviente espacio común de millones de habitantes no da para ambiciones tempranas. Aunque no se atrevió a afirmar que confiaba en que Ebrard le jugará limpio conforme avance el calendario de la sucesión. “Esa es una hipótesis que no puedo responder en este momento”, se disculpó. “Tenemos que trabajar sobre hechos y esos hechos dicen que trabajamos coordinadamente y bien”.
Le hice una pregunta parecida a Ebrard. “Tenemos muy buena relación”, coincidió. “Hemos trabajado bien. Lo que va a contar son los resultados, lo que hagas. Entonces, para qué desgastarte en deteriorar relaciones o en buscar conflictos que lo único que van a lograr es que se posterguen obras o no podamos resolver problemas comunes. Tenemos muy buena relación y así va a seguir”.
No soltaron más prenda. En ese tema son infranqueables. Los dos se saben el mayor capital electoral de sus partidos y calculan que lo mejor será seguir así, tirándose flores frías, esquivando el modelo Fox-López Obrador
Un rato nada más. Creo.