Crónicas urgentes
Los alcaldes de Veracruz
Por Claudia Constantino
En poco
más de tres meses, dará comienzo de manera oficial el proceso de elección de
presidentes municipales y será entonces cuando se compruebe que los
veracruzanos ya saben votar. Porque, como bien se sabe, muchos presidentes
municipales, a lo largo y ancho de la entidad, bien aprovecharon la extendida
disculpa de “no tenemos recursos porque las participaciones no llegan a tiempo
o de plano no llegan”, para no hacer nada.
Si de por sí son muchos los
empresarios convertidos en candidatos porque ven en las alcaldías un buen
negocio. A esto hubo que sumarle que, en la administración de Javier Duarte de
Ochoa, los recursos, inclusive federales, frecuentemente no llegaban a sus
destinos. De modo que estos alcaldes, que por primera vez cumplieron el encargo
por un periodo de cuatro años, entregarán muy pobres resultados, a pesar de
haber gobernado por más tiempo que sus antecesores.
Las honrosas excepciones sí existen,
y aunque son realmente muy pocos, hubo quienes, al ver la escasez de recursos y
la demora en su llegada, acudieron a instancias federales y gestionaron
recursos hasta en los estados vecinos, aprovechando la cercanía territorial y
con el argumento de “propiciemos el crecimiento regional y la cooperación
interestatal”. Por ejemplo, Fernando García Castillo, alcalde de Huayacocotla,
bajó recursos hasta para los municipios vecinos y algunos los fue a traer a Hidalgo.
O el caso de Aurelio Paredes Pardabé, alcalde de Chontla, a quien algunos
secretarios ya le decían: “usted, otra vez”. Y Lorenzo Pozos Itza, alcalde de
Xico, a quien le tienen reconocimiento en la federación por su labor de
gestión.
El resto, fueron presidentes
municipales de figurín y las historia de enriquecimiento personal se cuentan
por decenas. Para desgracia de todos,
los diputados federales, cuya intervención sirve para apoyar proyectos mediante
la gestión de recursos en las dependencias de la federación, no crea usted que
lo hacen sólo por amor a Veracruz o porque sea su trabajo, sino porque sacan
provecho de esas gestiones como denuncian por lo bajo algunos de los alcaldes
“beneficiados”. Esto último sea dicho por si usted se preguntaba qué hace un
diputado federal.
La tendencia del electorado parece favorecer
que las próximas campañas sean cada vez menos de partidos y más de personas o
personajes regionales. Es en los
municipios donde seguramente los aspirantes a presidente municipal deban
comprometer la palabra en corto con vecinos, asociaciones, organizaciones y
hasta sus cuates.
No se sabe aún si se mantendrán las
alianzas que vimos refrendarse en la pasada campaña por la gubernatura del
estado, o las de nueva creación como la del PAN-PRD. A juzgar por la aportación en votos del PRD,
pues más les vale, o estarían muertos y enterrados con sus escasos 130 mil
votos en todo el territorio veracruzano, y con una caballada tan flaca como la
que traen en sus filas.
Es por todos sabido que en cada uno
de los municipios los actores políticos interesados en participar en esta nueva
contienda del próximo año ya se mueven, y los actuales presidentes municipales hacen
lo propio para guardar a sus verdaderos gallos y sacar a pasear de momento a algunos
posibles, como para ir midiendo fuerzas.
Esta elección por venir es más
cercana a los ciudadanos, quienes han recobrado la confianza en que su voto
cuenta. La geografía política del estado
volverá a cambiar y la clase política terminará de entender que ya no gobierna
sola, y que los ciudadanos están mejor informados y participan más. De nuevo la
dosis de premios y castigos. Todos están avisados.
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