TIERRA DE BABEL
Jorge
Arturo Rodríguez
El país de las lágrimas
Entre peras y manzanas;
entre melón y sandía; entre melón y me lames… entre tu arte y mi arte, así dicen;
entre que sí y que no a Chuchita la bolsearon y mi hermana quedó embarazada.
Entre el que sale –¿con mucha lana e impunidad?- y el que entra –¿con ganas de más
lana y demás?-, ¿qué nos queda a nosotros los veracruzanos, sobre todo a los de
a pata, a los jodidos? ¿Nos quedó “el
pinche poder” del voto ciudadano? ¿O acaso sólo fueron ilusiones perdidas,
esperanzas marchitas? Que el pueblo se los demande… ¡Ajá! Habrase visto tantas
chingaderas, engaños y cinismos…Sí, estamos rete curtidos los mexicanos pa’ eso
y más.
En el siglo XVI, el pintor Caravaggio dijo que “todas las cosas
no son más que bagatelas, fruslerías, nimiedades…” Aunque se refería a otra
cuestión, en la actualidad parece que así es, sobre todo en estos tiempos de
acoso, de exterminio sin más. Y nos vale madre todo, preferimos hacernos de la
vista gorda. Sin embargo, no somos pocos los que nos damos cuenta del barranco
donde estamos. Claro que hay muchos pillos que se aprovechan de las
circunstancias. La situación no es sencilla y todos tenemos culpa. Aunque nos
estén enterrando con toneladas de tierra, pongamos un granito de arena para
mejorar.
Porque no se vale que en México cerca de 21 millones de
niños y adolescentes de menos de 17 años se encuentren en la pobreza y que el
23 por ciento de las mujeres menores de edad se casen, sobre todo en los
estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, según en un reciente estudio de la
Unicef. Sólo por citar dos ejemplos de los muchos problemas que padecemos.
¿De qué se trata? Tanta riqueza mal repartida y unos malandrines
que les vale madre todo, y los hay en todos los bandos.
Lo que les comento creo que ya lo saben. No es necesario ir
a otros estados pa’ cerciorarse de la grave situación. Sólo dese una vueltecita
por cualquier municipio de nuestro lindo Veracruz, y se dará cuenta del aumento
de las carencias. ¿De dónde salen tantos indigentes? ¿O ya es negocio? Digo, es
pregunta. ¿O mejor nos ponemos a llorar por las desgracias venidas del cielo? Cada
quien que se rasque el trasero como pueda…
En El principito leo: “¡Es tan
misterioso el país de las lágrimas!”
Los días y los temas
A veces hablamos y
actuamos con las vísceras, sin razonar; nos ganan la emoción, el arrebato y el
enojo, y esperamos cambiar todo de la noche a la mañana, cueste lo que cueste,
pero ni el mismo Dios creó el mundo en un instante, fueron siete días y mucho se
agotó que al séptimo descansó. Eso cuentan.
Digo lo anterior porque hace unos días anduve por las calles
de Xalapa y me percaté de la recuperación de los espacios públicos. Agradables
quedaron, tanto que en una banca me senté a leer un rato, pese a los ruidos de
los vehículos que pasaban y las mentadas de madres vía cláxones.
Lo dije y lo repito: quizás al alcalde Américo Zúñiga
Martínez no le dé tiempo de sanear por completo la vialidad de la ciudad, pero
está haciendo lo suyo. Es cierto, falta rehabilitar muchas calles y avenidas,
no bachear. Ojalá le alcance la lana. En cultura, salud y otros rubros va bien.
Se lo reconocemos. Chíngale Américo, queda poco tiempo.
De cinismo y anexas
Max Aub escribió: “Los que dicen: Dan
ganas de matarse; dan ganas de desaparecer; dan ganas de morirse… No se
suicidan nunca”.
Me
pregunto hasta dónde llegará la corrupción, en un
tiempo y espacio y actores corruptos. Toda proporción guardada, desde luego.