Punto de Vista
* Entonces, ¿no hay culpables?
Filiberto Vargas Rodríguez
Prefacio.
Una vez que se dio a conocer en este mismo espacio la intervención directa por parte de la magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre y de quien fuera su secretario particular -hoy Director Jurídico en el Tribunal Superior de Justicia- David Cardeña, para influir en la actuación de jueces de control, brotaron nuevos casos. *** Ya aquí mismo se había hablado de la manipulación que se había ejercido desde el Poder Judicial del Estado para llevar a prisión al juez Florencio Hernández Espinoza y el pasado 7 de octubre se volvió a hacer sentir su influencia, pues en la audiencia celebrada para revisar la medida cautelar, el juez insistió en mantener la prisión preventiva justificada, a pesar de que el amparo concedido al imputado señala puntualmente los datos aportados por la defensa que no fueron tomados en cuenta al momento de emitir su resolución. *** El proceso judicial contra Florencio Hernández Espinoza tiene su origen en una determinación que no fue del agrado del entonces gobernador Cuitláhuac García, quien habría instruido a la magistrada presidente -en ese entonces Lisbeth Aurelia Jiménez- que procediera en contra del juzgador. *** Ya se había advertido que, una vez que se confirmó que no se mantendría en la presidencia del Poder Judicial, Lisbeth Aurelia Jiménez aprovechó los últimos días en ese cargo para acomodar a “su gente” en posiciones estratégicas, lo que le permite seguir influyendo en las decisiones de los jueces. *** Ya existen denuncias penales contra la magistrada Jiménez Aguirre y contra David Cardeña, por abusar de los cargos que han ocupado y obstruir la acción de la justicia. *** Es momento de que la actual magistrada presidente, Rosalba Hernández, revise la actuación de esos dos servidores públicos y promueva las sanciones que les correspondan.
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- ¿Culpables? Fueron unas lluvias torrenciales, de verdad fue muy fuerte, ¡y eso que nosotros estamos acostumbrados a las lluvias en Veracruz!
Eso, en el argot popular, se le conoce como “echarle la culpa al muerto”.
Lo cierto es que nadie ha presentado cifras oficiales -de Conagua o del Servicio Meteorológico Nacional- que confirme que la cantidad de lluvia que cayó en los días previos a la inundación superó las marcas más altas que se hayan registrado en la misma región.
¿Llovió mucho? Sí, pero en otras ocasiones ha llovido más y no han sufrido tan graves consecuencias.
Es cada vez más creíble la versión de que se dio una combinación de fallas humanas, como la falta de dragado de los principales ríos y los otros que se conectan a ellos y la omisión (al menos en el caso de Poza Rica) de una obra que ya estaba provista y que se había calificada como “esencial” para prevenir desgracias como ésta: el muro de contención.
Es verdad: una vez que se repuso de la sorpresa, luego de que fuera informada de la magnitud del desastre, la gobernadora Rocío Nahle decidió mudarse al norte de Veracruz para coordinar, ella personalmente, las acciones de auxilio a las familias damnificadas.
Pero la propia gobernadora y hasta la presidente Claudia Sheinbaum han insistido en descalificar a quienes reclaman una explicación técnica, un deslinde de responsabilidades. De las lluvias nadie se puede hacer responsable (quizá se pueden atribuir al maltrato al medio ambiente), pero de las acciones preventivas sí.
Hoy la gobernadora cuestiona la viabilidad del seguro contra desastres naturales que contrató Cuitláhuac García y que ella decidió -sin informarle a los veracruzanos- ya no renovar. Nunca, sin embargo, se le escuchó durante la campaña por la gubernatura cuestionar esa acción de su antecesor.
La razón es lógica: era un gobernador de su mismo partido y, por lo tanto, resultaba “negativo para la estrategia electoral” exhibir las deficiencias de un compañero de militancia.
Tampoco se quejó de la inseguridad (aunque no necesitaba hacerlo, pues con sólo ver el espectacular dispositivo de protección que la acompañó toda la campaña, se percibía el tamaño del miedo) y ahora es uno de los retos más complicados a lo que se enfrenta.
La naturaleza suele ser iracunda y castiga con severidad la indolencia del ser humano.
Para colmo, la Secretaría de Marina y Pemex confirmaron la presencia de un derrame de petróleo allá mismo, en la sierra de La Huasteca, que podría alcanzar municipios que hoy enfrentan la crisis de las inundaciones, como Tuxpan y Álamo.
Debido a este nuevo “incidente”, se activó el Plan Regional de Contingencia y Mando Unificado contra derrame de hidrocarburos en el río Pantepec y sus afluentes.
La Secretaría de Marina anunció que cuenta con 300 elementos disponibles para frenar el avance de la mancha de combustible. Tienen, además, un buque de contención, un avión, un helicóptero, dos drones, siete embarcaciones menores y 10 vehículos, así como 650 metros de barrera contenedora de puerto, 500 metros de barrera contenedora de alta mar, un “desnatador”, un tanque remolcable, un tanque de almacenamiento temporal, una unidad de presión y vacío, un lampazo eléctrico y portátil y dos chalanes de almacenamiento. Todo este es equipo especial para la contención de figas de hidrocarburo.
Por lo pronto se han realizado actividades de contención en El Higueral y vuelos de reconocimiento, así como la colocación de barreras de contención en puntos estratégicos y recuperación de hidrocarburo; se trabaja en la dispersión con sustancias químicas y el desvío del flujo del derrame.
Además -¡vaya ironía!- la Secretaría de Marina asegura que “se han realizado acciones de alertamiento a la población, con el fin de evitar cualquier contacto con zonas contaminadas por dicho derrame”.
Triste será el panorama si después de pasar días desalojando el lodo que les dejó el río, ahora tengan que luchar contra el chapopote que está por llegar.
Rocío Nahle se dice convencida de que Veracruz “se va a levantar” de esta tragedia. Coincidimos con su optimismo.
Costará mucho trabajo y muchísimo dinero (que no abunda, como ella nos quiere hacer creer), pero Veracruz se repondrá de esta nueva tragedia.
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Epílogo.
Las cifras siguen siendo alarmantes. La coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, informó que Veracruz mantiene 31 comunidades incomunicadas como consecuencia de las inundaciones recientes. *** A nivel nacional se reportan 112 localidades a las que no hay acceso por tierra. De ellas, 74 están en Hidalgo, siete en Puebla y 31 en Veracruz. *** Los cinco estados afectados registran 481 incidencias en la red carretera estatal, de las cuales 364 ya fueron atendidas o están en proceso, mientras que 134 permanecen pendientes. También se reportan 42 puentes dañados. *** En Veracruz se contabilizan 411 escuelas afectadas. Falta aún mucho por hacer.
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