miércoles, 14 de junio de 2017

Esfera Política
Ricardo Vázquez Salazar
Obra pública, monumentos a la corrupción
Es innegable que los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más constantes y van en aumento: fuertes olas de calor, prolongadas sequías, inundaciones, granizadas causantes de daños, eventos atípicos originados por el  cambio climático, por el calentamiento global.  
Si bien es cierto que las eventualidades climatológicas suceden en todo el mundo, se describen los costos de los desastres meteorológicos en términos de lamentable pérdida de vidas humanas, y económicas por los daños materiales ocasionados, en particular el  impacto directo afecta en primer lugar a los más pobres.
Sobre este tema, el Banco Mundial, BM, ha instado a los gobiernos nacionales y la comunidad internacional en desarrollo a trabajar en todas las disciplinas y sectores para crear resiliencia perdurable, reducir el riesgo de desastres y evitar costos futuros inmanejables.
El BM afirma que la experiencia en materia de evaluación de desastres indica que la construcción de infraestructura más segura cuesta entre un 10% y un 50% más que el reemplazo de las estructuras originales. En el caso de la infraestructura de gran magnitud la cifra puede ser sustancialmente más alta. Ha habido casos de desastres que el costo de las obras fue 5.5 veces superior al valor de reposición de las estructuras dañadas.
Existen escenarios que representan un serio peligro para los ciudadanos, uno de estos son los asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo, característico de nuestro país y del territorio veracruzano, entornos que colocan a la población de más escasos recursos en condiciones de mayor vulnerabilidad. 
En Veracruz las huellas del pasado reciente se acentúan y se hunden igual que las obras públicas, muestra de evidente ausencia de ética profesional y empresarial. La falta de vocación de servicio y de voluntad política por parte de las autoridades responsables, se reflejan en la nula planeación y ausencia de calidad en las construcciones.
La corrupción ha sido otro factor que pone en grave riesgo a la población, más todavía que los fenómenos meteorológicos. Esto sin entrar en detalles de la falta de calidad en obras de reparación de daños provocados por huracanes o inundaciones que se presentaron en la última década.
Son considerados monumentos a la corrupción los que van apareciendo conforme transcurren los días. La podredumbre vuelve las obras públicas peligrosas, deficientes; hace que se derrumben con un simple aguacero como sucedió con un tramo del colector pluvial en la avenida Murillo Vidal en Xalapa, o el caso de la triste Torre Pediátrica, que con un ventarrón -que no se trató de vientos huracanados- se desprendió a pedazos la construcción que inició Fidel Herrera, que aparentó continuar Javier Duarte y que dejaron abandonada durante varios años.
Otras forman un espectáculo grotesco: las alcantarillas en la avenida Lázaro Cárdenas, también en plena capital veracruzana, se transformaron en fuentes de aguas negras, focos de contaminación.
Pobladores del municipio de Ciudad Mendoza se inconformaron y con toda razón porque llevan cuatro días que de las tuberías de agua potable al abrir las llaves lo que sale son aguas negras.
La situación es muy preocupante como lo manifiestan los mendocinos, por la contaminación que están ocasionando a toda la red de tuberías, cisternas, tinacos y todo tipo de almacenamiento del vital líquido; que para detener y eliminar toda la contaminación bacteriana va a costar mucho trabajo. Los vecinos de la colonia Hogar  exigen se resuelva a la mayor brevedad este problema, para evitar se desate una epidemia generada por la elevada concentración microbiana.    
La farsa, simulación y engaño del fidelato-duartazo, al igual que las aguas negras, siguen brotando de las alcantarillas, o se derrumban. Sin que haya responsables.
rvazquez002@yahoo.com.mx